Ascanio Cavallo
El Instituto Nacional (como algunos otros pocos colegios públicos, los odiosamente llamados “emblemáticos”) preparaba a sus alumnos no tanto para obtener buenos puntajes en las pruebas de ingreso, sino sobre todo para sobrevivir el primer año de universidad, el año decisivo para obtener becas y premios de rendimiento que les asegurasen su permanencia. Con los resultados actuales, difícilmente entrarán a las mejores carreras de las mejores universidades, y más difícilmente superarán ese primer año cuesta arriba.
El ministro Marcel discute con los analistas si Chile crecerá un 2,4% o un 2,1%. Es un debate de migajas. Con esas cifras, cualquiera de las dos, más ciudadanos regresan a la pobreza, más personas se hunden en deudas, más familias retroceden.
Pocas veces se consigue asiento para un espectáculo como el de estos días: los tres poderes del Estado entreverados en un proceso autodestructivo que se ve sólo en años excepcionales, los años de los cometas.