Puede estar decidido hace meses. O estar expectante a las últimas semanas. Haber cambiado de opinión una o dos veces en lo que va de carrera. Esperar a esa conversación con amigos y familiares, para sondear sus posturas. E incluso asumir que no tomará la resolución más relevante en el ciclo democrático de un país hasta que esté frente a la papeleta misma. Todo eso, claro, sin considerar la otra opción que planea en todos estos casos: no ir a votar.
24 oct 2021 12:16 AM