La actual situación de emergencia climática que vive nuestro país en las zonas centro y sur ponen en peligro tanto la salud física como mental de la población. En esta línea, es importante recordar que uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad corresponde a los adultos mayores.
Esta población, con una salud más delicada y reducida movilidad, enfrenta obstáculos adicionales durante este tipo de eventos. Es común que vivan solos o en residencias donde pueden quedar aislados y desatendidos ante una emergencia, y esto hace imperativo que como familiares y sociedad tomemos medidas específicas para protegerlos y apoyarlos en estas circunstancias.
Una de las primeras acciones que se debe considerar es la creación de planes de evacuación inclusivos, que tengan en cuenta sus necesidades. Esto implica identificar lugares accesibles, garantizar un transporte adecuado y proporcionar asistencia cuando requieran ayuda especializada. Además de difundir información clara y precisa sobre cómo actuar antes, durante y después de una emergencia, asegurando que llegue a todos siempre considerando aquellos con limitaciones tanto sensoriales como cognitivas.
No se debe subestimar el papel crucial de la comunidad en tiempos de crisis. Las redes de apoyo como vecinos, amigos y los propios familiares pueden desempeñar un papel fundamental e importante al verificar el bienestar de los adultos mayores en sus vecindarios, y ofrecerles apoyo emocional y práctico, como también, las organizaciones de voluntarios y las instituciones locales deben coordinarse para brindar asistencia adicional y asegurar que ninguno de ellos quede desatendido y al desamparo.