Columna de Carlos Hinrichsen: La industria creativa y su aporte al desarrollo del país
Las industrias creativas en Chile representan aproximadamente el 2.2% del PIB nacional, generando alrededor de 150.000 empleos directos en sectores como el audiovisual, animación, música, diseño, moda y videojuegos. Este crecimiento está impulsado por la innovación tecnológica y la globalización, permitiendo exportaciones que incluyen servicios de animación, videojuegos y música hacia mercados clave como Estados Unidos, México y Europa.
Además, estas industrias tienen un rol estratégico en la diversidad cultural y la proyección internacional de Chile, consolidándose como referentes de creatividad e innovación. Según el Centro para la Revolución Tecnológica en Industrias Creativas (CRTIC), la tecnocreatividad, que combina tecnología y creatividad, podría aumentar su contribución al PIB al 3.5% en los próximos cinco años, abriendo nuevas oportunidades económicas y culturales.
Un ejemplo que subraya la relevancia estratégica de las industrias creativas es la comparación con la industria del vino en Chile, que contribuye con el 0.6% del PIB, genera 100.000 empleos directos y más de 200.000 indirectos, y exporta principalmente a China, Estados Unidos y Reino Unido. Aunque tradicionalmente reconocida por su impacto cultural y turístico, esta industria muestra cómo un sector bien posicionado puede influir en la economía nacional y proyectar una identidad sólida en el extranjero.
Con esto, Chile tiene la oportunidad de consolidar las industrias creativas como un motor de desarrollo, con el potencial de trascender los sectores tradicionales del entretenimiento y el ocio. En este contexto, la Universidad San Sebastián, a través de su carrera de Animación Digital, está formando profesionales capaces de contribuir el desarrollo de esta industria, junto con fomentar la integración de los futuros expertos en áreas como la educación, la salud, el turismo y la sostenibilidad, lo que podría multiplicar su contribución al PIB y fortalecer su impacto social, cultural y económico.
El desafío está en continuar formando líderes tecnocreativos, fortaleciendo las políticas públicas que apoyan este sector y promoviendo la colaboración entre industria, academia y gobierno. De esta manera, las industrias creativas no solo serán un reflejo de nuestra identidad cultural, sino también un pilar estratégico para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de Chile.
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