Columna de Carlos Villarroel: La tiranía de la incertidumbre: cinco amenazas globales al bienestar

Carlos Villaroel USS 2

Cuando en 1992 el politólogo estadounidense Francis Fukuyama publicó su conocido ensayo “El fin de la Historia y el último hombre”, los tranquilos vientos que se cernían sobre la humanidad una vez concluida la Guerra Fría auguraban una era de paz y esperanza. Por primera vez, en mucho tiempo, parecía que los pueblos habían logrado alcanzar un consenso básico sobre el cual fundar la convivencia armónica en las sociedades, y que consistía en la adopción de la democracia liberal y la economía de mercado. Ambas verdades incuestionables y seguras para el progreso de los estados.

Hoy, a más de treinta años de las predicciones de Fukuyama, la realidad de los acontecimientos parece desmentir dramáticamente dicha estabilidad. Haciéndose cargo de esta problemática con notable perspicacia y profundidad argumentativa, el profesor Roberto Mayorga-Lorca escribió el artículo titulado “Amenazas globales al bienestar de los pueblos”, publicado por la editorial Tirant lo Blanch en el libro colectivo “La democracia y sus desafíos en el cambio de época” (mayo 2024).

En la obra referida, el profesor Mayorga comienza sus reflexiones con el llamativo epígrafe “Un fantasma recorre el mundo, el fantasma de la incertidumbre”, que es un émulo de la frase con que comienza el preámbulo de Marx y Engels al Manifiesto Comunista de 1848. Y es que, si el clima imperante en las sociedades occidentales en 1992 era uno de certezas y reconciliaciones, hoy el “fantasma” que nos asedia es el de la inseguridad. Movido por una actitud intelectual de conspicuo realismo, Mayorga es capaz de identificar cinco amenazas globales al bienestar de las sociedades y que, desgraciadamente, no son susceptibles de resolverse por el acuerdo de los estados y las organizaciones internacionales, al menos en el sentido tradicional en que solemos entender dichos acuerdos.

Estas amenazas, propias de nuestra era posmoderna, han generado, en palabras del autor, una verdadera anomia social, es decir, auténticos “quiebres culturales que han puesto en duda la vigencia de valores y principios clásicos, trastocando gravemente la ética de las elites gobernantes y de la población, sin grandes líderes que generen confianza y credibilidad”.

De esta manera, la primera amenaza, referida al cambio climático y la crisis ecológica, ha puesto en entredicho nuestro modelo tradicional de desarrollo económico, el cual deberá adaptarse a nuevos desafíos si deseamos evitar una devastación completa e irreversible del medioambiente. La segunda amenaza, la agudización de los conflictos internacionales, ha implicado una especie de “realineamiento militar” global de contenido incierto, agravado sin duda por la irrupción de China como superpotencia capaz de amenazar la supremacía estadounidense. La tercera amenaza descrita por el profesor Mayorga consiste en el deterioro progresivo de la convivencia ciudadana, lo que, dicho sea de paso, ha adquirido ribetes especialmente dramáticos en nuestro actual contexto nacional. El individualismo egoísta, la pérdida del principio de autoridad, especialmente en las nuevas generaciones, y la violencia como mecanismo de reivindicación de las propias convicciones son algunas de las perniciosas consecuencias de esta atrofia en los individuos del sentido de pertenencia a una comunidad.

La cuarta amenaza se vincula con un reduccionismo conceptual que tiende falsamente a homologar el crecimiento económico con un verdadero progreso espiritual y material de las sociedades. Sin negar la importancia del primero, el profesor Mayorga analiza detenidamente el concepto de “Desarrollo integral, inclusivo y sustentable”, proponiendo un enfoque valórico del mismo y que reconozca su razón de ser en el respeto y promoción de la dignidad humana. Finalmente, la quinta de las amenazas es la carencia de gobernabilidad y de liderazgos en las sociedades del Occidente posmoderno, no sólo a nivel individual, sino también en la esfera colectiva. En efecto, el desprestigio moral de las instituciones y la ausencia de líderes creíbles han acrecentado la sensación de ingobernabilidad y disgregación social que caracteriza a muchas sociedades actualmente y al mundo en su conjunto.

¿Es factible enfrentar estas amenazas exitosamente? De acuerdo con el ensayo, su envergadura planetaria hace virtualmente imposible toda acción coordinada. Es por eso por lo que, a juicio del autor, la humanidad se encuentra en una encrucijada crítica donde el fantasma de la incertidumbre aparece como una fuerza que día tras día, al agudizarse los fenómenos descritos, se hace más incontrarrestable, y que no sabemos cómo ni cuándo acabará.

Recapitulando, todo intento por fijar el llamado “fin de la Historia” en una época determinada de nuestra evolución como especie racional y dotada de libre albedrío está destinado a fracasar. La marcha de los acontecimientos no cesa de recordarnos que la humanidad y la historia siguen su propia dinámica hacia un porvenir que aparece ahora más inseguro que nunca. El “fantasma de la incertidumbre que recorre el mundo” ejerce ahora con mayor fuerza su tiranía de desesperanza y frustraciones, ensombreciendo nuestro legado y poniendo en riesgo nuestra misma subsistencia.

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