La sostenibilidad, entendida como la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las de futuras generaciones, aboga por un desarrollo armónico entre lo económico, social y ambiental. Aunque comúnmente se asocia esta responsabilidad a organizaciones públicas y privadas, no debemos olvidar que estas instituciones están compuestas por personas. Los desequilibrios observados en la sociedad tienen sus raíces en los conflictos personales que enfrentamos en nuestra vida diaria. Cuando nuestra economía y nuestra vida familiar está desbalanceada, es difícil alcanzar una armonía interna.
Buscar tenazmente la estabilidad económica es fundamental para desarrollar nuestros planes de vida y proyectos personales. Sin embargo, la falta de conocimientos financieros y hábitos adecuados afecta nuestra capacidad de satisfacer compromisos futuros. Mantener la disciplina en nuestras vidas es una lucha interna constante. Retomar el control de nuestras finanzas surge como una necesidad imperiosa cuando nos enfrentamos a nuestra propia naturaleza. Aunque nuestras necesidades a largo plazo puedan parecer imágenes borrosas, debemos enfocar nuestro esfuerzo en lograr coherencia entre nuestro propósito y nuestras acciones.
Cuidar de nuestra familia y asegurar su sustento es esencial para mantenernos saludables. El cuidado personal, con todo, debe entenderse desde una perspectiva más amplia. Además de asegurar un salario, debemos reconocer que no vivimos sólo de comida y abrigo. Cuidar a nuestros vecinos y al medio ambiente también nos alimenta interiormente, regalándonos momentos de amistad. Reflexionar inmersos en la naturaleza nos inunda de paz. Cultivar la sostenibilidad interior es crucial; cuando todos logremos este estado, la sociedad alcanzará el equilibrio.
La educación financiera juega un papel vital en este proceso. El conocimiento financiero que podamos adquirir nos proporciona la base para alcanzar la libertad para manejar nuestros proyectos de manera responsable y sostenible. No obstante, la técnica puede ser enseñada, pero la fuerza para mantenerla proviene de nosotros mismos. La disciplina se obtiene observando nuestras falencias y virtudes, creando hábitos positivos y repitiendo prácticas que nos beneficien.
El aprendizaje no debe detenerse con realizar un curso o con la lectura de un libro; la disciplina que nos imponemos es la que realmente importa. Esto requiere energía y determinación, y muchas veces nos desviaremos del camino correcto. Debemos ser compasivos con nosotros mismos y mantener la vista en nuestro objetivo. Compartir estos conocimientos con nuestros seres cercanos fortalecerá nuestra red de apoyo, cuando vean que lo necesitamos estarán ahí para sostenernos.
En este contexto, la Universidad San Sebastián, en colaboración con la Asociación de Retail Financiero, ha capacitado a cerca de 350 colaboradores del sector en educación financiera. El programa “Maneja tus tarjetas” promueve el uso adecuado de medios de pago y fomenta un acceso responsable al crédito, mejorando la gestión financiera personal de los trabajadores. Más de 200 colaboradores de Hites se han beneficiado de esta iniciativa, recibiendo certificación en temas clave como uso de medios de pago, tipos de crédito y gestión de deudas personales.
Todos podemos aportar a una mayor sostenibilidad en nuestro propio entorno, traspasando nuestros conocimientos y aprendizajes. Al compartir y aplicar la educación financiera, contribuimos a una sociedad más equilibrada y responsable y promover un futuro más sostenible.