Columna de Jéssica Batías: La creatividad no se enseña, se libera
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) acaba de publicar un informe PISA en el que por primera vez se evalúan las capacidades creativas de los estudiantes de 15 años. Si bien Chile destaca a nivel regional con 31 puntos de 50, todavía está bajo el promedio global (33). Ante este panorama, cabe la duda preguntarse: ¿Cómo fomentar la creatividad desde el contexto de la sala de clases?, ¿Pueden hacer algo los profesores de escuela?
La creatividad es una capacidad que todos podemos desarrollar y potenciar. Para ello, es esencial contar con espacios, desafíos y oportunidades. Pensar creativamente está asociado a varias habilidades, como mirar las situaciones de manera divergente, tener ideas originales y novedosas, ser flexible, curioso, imaginativo, estar interesado en resolver situaciones, tener pensamiento crítico, perseverancia y tolerancia a la inestabilidad. Un desafío no siempre es un problema, pero sí puede ser un detonante para activar una cadena de sucesos en el pensamiento que culmina en una idea creativa.
La creatividad se puede desarrollar y ejercitar a través de experiencias y oportunidades, por lo que los espacios de aprendizaje son fundamentales. Actualmente, existen muchos recursos que apoyan diversas habilidades del pensamiento, como el cálculo, el análisis de grandes cantidades de datos y el acceso rápido a contenidos a través de Internet. Sin embargo, lo único que es verdaderamente propio del ser humano es su capacidad de pensamiento, la habilidad para flexibilizarse, reaccionar emocionalmente y conmoverse ante una hermosa voz o un gesto de amor.
Por lo tanto, las comunidades educativas tienen el deber de facilitar y reforzar positivamente a los estudiantes con estas características. Es necesario proporcionar espacio para las preguntas, la autorreflexión y la comprensión de las necesidades de los demás para ofrecer apoyos y soluciones adecuadas. También es importante valorar las ideas de los demás, observar cómo los compañeros resuelven desafíos y fomentar la colaboración y validación de ideas en el aula. Cuando un profesor presenta los aportes de todos y valida las ideas colectivas, es posible extraer ideas originales a partir de la colaboración y los aportes de todos.
Si un estudiante a temprana edad tiene estas experiencias, niñas y niños aprenderán a validar estas experiencias, repetirán estos esquemas y formas de pensar, por ende, serán adultos, profesionales y padres que fomentarán estos hábitos de pensamiento en todas sus áreas de acción.
Para fomentar la creatividad en la sala de clases, es fundamental contar con espacios educativos flexibles que validen respuestas distintas y no impongan una única forma de enfrentar los procesos. Es esencial generar oportunidades para que los estudiantes trabajen en encontrar diferentes maneras de resolver una tarea, evitando enseñarles una única forma de alcanzar una meta. Se deben incorporar rutinas de pensamiento, estrategias activas, valores y tecnología.
Acciones simples como que, de las tres notas del semestre, al menos una se base en una rúbrica donde el estudiante, según su edad, curso, asignatura e intereses, presente su propuesta personal o grupal. De esta manera, se valoran los sellos personales y colectivos.
Es sumamente necesario contar con profesores curiosos, apasionados por enseñar, abiertos a múltiples formas de enseñanza, que eduquen positivamente y respeten las diferencias. Profesores que modelen formas creativas de comunicar, resolver, colaborar, evaluar y felicitar.
En la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián, llevamos varios años trabajando en desarrollar un perfil de profesores que respondan a las demandas de este siglo y sus proyecciones, ellos tienen la oportunidad de abordar y diseñar planificaciones de manera diversificada y se presentan desafíos para innovar. Hemos incluido en la malla formativa asignaturas como innovación y habilidades digitales, neurociencias y aprendizaje, y ofrecemos una serie de optativos conducentes a un diplomado en su último año, entre ellos el ramo de Pensamiento para la innovación y creatividad, el cual tendré el gusto de liderar en codocencia con otra colega.
Los docentes de hoy necesitamos salir de nuestra zona de confort y transitar en compañía de nuestros estudiantes, como equipo a enfrentar desafíos, que movilicen nuestros pensamientos y emociones.
Para finalizar, Humberto Maturana dijo una frase que me hace mucho sentido para este tema: “La creatividad no se enseña, se libera”.
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