Columna de Jorge Cajigal: Fisiología del ejercicio: clave para mejorar el rendimiento deportivo
En Chile no nos falta el talento joven, el problema es que no tenemos claridad en cómo deben hacerse bien las cosas. Un aspecto fundamental para mejorar en el deporte chileno es la falta de desarrollo y apoyo profesional del talento joven, en saber guiar un proceso racional, inteligente y enfocado en metas a largo plazo. Siempre con el foco puesto en cuidar la dupla deportista - entrenador, buscando la real proyección internacional.
Para todo eso no sólo se requiere la voluntad política y los recursos económicos, sino también conocimientos técnicos y científicos. Me explico: es importante mirar el desarrollo del deporte y el alto rendimiento desde la ciencia, y particularmente, dentro de otros puntos, desde la fisiología del ejercicio, definida como el estudio del funcionamiento del cuerpo humano en movimiento, o sea, entender y explicarnos todas las fortalezas y debilidades funcionales que afectan directamente el rendimiento de un deportista, explicarnos por qué algunas personas son mejores que otros, y como un mismo sujeto puede mejorar rápidamente o bien, disminuir drásticamente su rendimiento de manera inesperada.
Esta ciencia entonces se ocupa de apoyar el trabajo del entrenador, descubriendo cuales debieran ser los aspectos más relevantes que se deben entrenar (las debilidades) sin despreocupar los recursos más favorables que posee el deportista (las fortalezas). Por este motivo, la fisiología del ejercicio es un elemento clave que permite apoyar el trabajo del entrenador y su deportista de forma eficiente y eficaz, entregando métodos de entrenamiento y evaluaciones como parte del proceso que permita alcanzar objetivos ambiciosos y realistas.
El entrenamiento deportivo, esas largas horas que dedica el deportista a conseguir “la mejor versión física de sí mismo” son los momentos en que los deportistas buscan mejorar el rendimiento, creando adaptaciones biológicas para llegar a ser: “más fuerte, más veloz y resistente”. Estas adaptaciones o mejorías se pueden visualizar y cuantificar por medio de los recursos que nos ofrece la fisiología del ejercicio.
Al formar parte de las ciencias, podríamos decir que la fisiología del ejercicio nos permite entrenar a “con-ciencia” y no dando “palos de ciego” como ocurre con el entrenamiento artesanal o tradicional, como se hacía antiguamente en base a las experiencias personales de cada entrenador. No se entrena más con el “yo creo, me tinca o, yo pienso así”, ahora es todo números, cálculos matemáticos y proyecciones, como si se tratara de poner un satélite en órbita. Sin embargo, esta ciencia de la que hablamos no lo es todo y siempre debemos estar atentos a los demás factores biomecánicos, alimenticios, psicológicos, sociales, educacionales y económicos, que finamente explican el rendimiento deportivo en su globalidad.
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