Columna de Mauricio Sepúlveda: ¿Tenemos derecho a conocer nuestros propios datos?

Mauricio Sepulveda USS

En la era digital actual las aplicaciones desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas. Estas capturan una gran cantidad de datos sobre las actividades diarias y preocupa la falta de legislación para exigir que compartan sus datos macro de manera abierta, gratuita y periódica. Es imperativo que se establezca una regulación que obligue a estas empresas a hacerlo.

En primer lugar, por transparencia y conocimiento. Acceder a ellos permitiría comprender mejor cómo se utilizan nuestros datos y cómo esto impacta en la sociedad. Esta transparencia es crucial para tomar decisiones informadas sobre el uso de estas herramientas y para exigir responsabilidad a las empresas.

En segundo lugar, como fomento de la innovación. Al compartir sus datos, las aplicaciones pueden estimular la innovación y el desarrollo de nuevos productos y servicios. Investigadores, emprendedores y otros actores podrían utilizar estos datos para crear soluciones que beneficien a la sociedad en su conjunto.

El tercer motivo es la reducción de la discriminación algorítmica. Los datos macro pueden revelar sesgos algorítmicos en las aplicaciones, lo que hace posible identificar y abordar posibles discriminaciones en la toma de decisiones automatizada.

Y, en cuarto, lugar, para el empoderamiento del usuario: Tener acceso a nuestros propios datos macros nos da más control sobre cómo se utilizan y nos permite tomar decisiones más informadas sobre nuestra privacidad.

Un ejemplo claro de la importancia de compartir datos macro lo encontramos en el caso de las aplicaciones de transporte. Si tuviéramos acceso a datos agregados sobre los patrones de movilidad de la población, podríamos optimizar la planificación urbana, mejorar el transporte público y reducir la congestión vehicular. Lo mismo para aplicaciones de reservas, donde se podría obtener información macro para estudiar el comportamiento del turista y así un largo etcétera.

La falta de regulación en este ámbito ha permitido que las empresas tecnológicas acumulen una gran cantidad de datos valiosos sin rendir cuentas a la sociedad. Es hora de que esto cambie. Exigir a las aplicaciones que compartan nuestros datos de forma macro de manera gratuita y periódica es un paso fundamental para garantizar la transparencia, fomentar la innovación, proteger a los usuarios y promover una sociedad más justa y equitativa.

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