El rechazo a los turistas, término conocido como “turismofobia”, es una realidad que se manifiesta en el miedo, la hostilidad o antipatía que experimentan los habitantes locales de un destino hacia los visitantes. Esta actitud puede originarse por distintas causas, como el exceso de turistas, generando atascos y deterioro en el entorno cotidiano de los residentes (pérdida del concepto de barrios o vecindarios con identidad), los efectos perjudiciales para el ambiente debido al turismo excesivo, y las alteraciones en la identidad cultural que pueden surgir con el arribo masivo de turistas.
Como concepto este data de la década de los 70′s, cuando el economista nacido en Barbados, George Doxey, desarrolló un modelo conocido como la “Escala de irritación de Doxey”, para describir las etapas por las que pasa una comunidad a medida que aumenta el número de turistas (Euforia, Apatía, Molestia, Antagonismo y Rendición).
Un claro ejemplo de cómo la comunidad local ha manifestado su rechazo al turismo masivo lo hemos podido visualizar semanas anteriores en Barcelona o en Mallorca, donde la misma comunidad ha enfrentado a los turistas no dándole la bienvenida.
La turismofobia puede tener un impacto significativo en la hotelería formal de varias maneras:
- Caída en la demanda: la aversión a los turistas puede ahuyentar a posibles visitantes y reducir las reservas hoteleras.
- Daño a la imagen del lugar: la publicidad negativa en torno a la turismofobia puede perjudicar el prestigio del destino y tener efectos duraderos en la industria hotelera.
- Impulso hacia prácticas sostenibles: los hoteles pueden ser motivados a implementar estrategias más responsables con el entorno y la comunidad local.
- Conflictos locales: puede surgir tensión entre hoteles y residentes, desencadenando protestas o rechazo a futuros proyectos hoteleros.
- Necesidad de acuerdo mutuo: es crucial que hoteles, comunidades y autoridades cooperen para hallar soluciones equitativas.
- Retrasos en nuevas inversiones: la hostilidad local puede frenar el desarrollo o la expansión de nuevos establecimientos hoteleros.
Para contrarrestar la turismofobia es fundamental que los actores de la industria hotelera entablen una comunicación positiva y proactiva con las comunidades locales, fomenten prácticas de turismo sostenible y colaboren con las autoridades para fortalecer la infraestructura y mejorar el bienestar de los habitantes. Asimismo, resulta esencial que los hoteles y demás establecimientos turísticos busquen formas de incorporarse respetuosamente en la comunidad local y aportar beneficios al tejido social y económico.
Los hoteles situados en destinos con exceso de turismo están empleando una serie de enfoques para enfrentar la aversión al turismo y reducir su impacto. Entre las tácticas que están poniendo en práctica se encuentran:
- Fomento del turismo responsable: los hoteles promueven prácticas que respetan la cultura y medio ambiente local.
- Participación comunitaria: crean un diálogo con la comunidad local para que el turismo beneficie a todos los participantes.
- Sostenibilidad: aplican estrategias para minimizar el impacto ambiental, como el uso de energía renovable y minimización de desechos.
- Experiencias genuinas: proveen actividades que muestran la esencia cultural local en lugar de experiencias genéricas.
- Gestión de capacidad: algunos hoteles restringen la cantidad de visitantes para no sobrecargar las infraestructuras locales.
- Marketing dirigido a segmentos específicos: se enfocan en atraer a turistas que priorizan la sostenibilidad y experiencia auténtica.