Columna de Patricio Arroyo: Debemos hacer el cambio

Chile se ha convertido en el país con mayor obesidad de Sudamérica y las proyecciones para el futuro son más alarmantes. Según un estudio publicado por la Federación Mundial de la Obesidad, en 2025 un 42% de la población chilena ya vivirá con sobrepeso u obesidad. Pero lo más preocupante es que, según datos de The Lancet, Chile podría ser el país con mayor obesidad del mundo para el año 2050, con un 88% de adultos en esta condición.
Este problema de salud pública no solo impacta la calidad de vida de las personas, sino que también supone una carga enorme para nuestro sistema de salud. Por eso, más allá de lamentarnos por las cifras, debemos analizar las causas y proponer soluciones concretas, pues la obesidad no es solo una cuestión individual, sino el reflejo de un entorno que fomenta la inactividad física y la mala alimentación. La sobreoferta de productos ultra procesados, la falta de acceso a alimentos saludables y la poca actividad física en niños y jóvenes son factores determinantes. Nuestro país, además, lidera el consumo de bebidas azucaradas en la región, un hábito que agrava la crisis de salud pública.
En este contexto, la educación juega un papel fundamental. Las escuelas deben ser espacios donde los niños y jóvenes aprendan sobre la importancia de la alimentación saludable y la actividad física, no solo a nivel teórico, sino a través de experiencias prácticas que los motiven a mantener un estilo de vida activo.
En ese sentido, la reciente ley que establece 60 minutos diarios de actividad física en establecimientos educacionales es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, su implementación efectiva requiere voluntad política, capacitación docente y garantías de infraestructura adecuada. No basta con decretar una medida; es fundamental que existan las condiciones para que los niños y jóvenes puedan realmente beneficiarse de ella y adoptar la actividad física como un hábito permanente.
Asimismo, es imperativo que, desde la política pública, se refuercen las estrategias para fomentar la actividad física y una mejor alimentación en la población. Programas comunitarios, regulaciones más estrictas sobre la publicidad de alimentos poco saludables dirigidos a niños y mayores incentivos para la práctica de deportes pueden marcar una diferencia significativa.
Si queremos evitar que Chile encabece la lista de los países con mayor obesidad, es necesario un compromiso transversal. La solución no solo está en el ámbito de la salud, sino en la educación, la política y la sociedad en su conjunto. No es tarde para actuar, pero cada día que dejamos pasar sin tomar medidas firmes, se pierde una oportunidad para cambiar el rumbo.
Por Patricio Arroyo Jofre, Director de Escuela de Pedagogía en Educación Física Universidad San Sebastián Presidente del Consejo Académico Nacional de Educación Física
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