Columna de Paula Santibáñez: “Alerta Roja” para el clima
En el mes en que se celebra el Día Mundial del Clima es fundamental reflexionar sobre la crisis climática sin precedentes que enfrenta nuestro planeta. Actualmente, vivimos un peligro climático marcado por fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, intensos y devastadores.
El año pasado, la temperatura promedio global superó, por primera vez en la historia reciente, la barrera crítica de 1.5°C respecto a los niveles preindustriales, límite que los científicos han señalado como decisivo para evitar consecuencias catastróficas del cambio climático. Este récord preocupante destaca la gravedad y urgencia de la situación que enfrentamos.
Los récords de calor se han convertido en noticia recurrente alrededor del mundo. En julio del año pasado, se registraron temperaturas récord en diversas regiones, como los 53.3°C en el Valle de la Muerte, California, una de las temperaturas más altas jamás documentadas. Europa experimentó olas de calor prolongadas, con países como España e Italia alcanzando temperaturas que superaron los 45°C, causando muertes prematuras y problemas de salud pública graves.
Glaciares, incendios forestales, inundaciones
El calentamiento acelerado también ha provocado el derretimiento sin precedentes de los glaciares. Se estima que, desde la década de 1990, el mundo ha perdido aproximadamente 28 billones de toneladas de hielo, aumentando el nivel del mar y poniendo en riesgo la vida de millones de personas que habitan zonas costeras.
Paralelamente, los incendios forestales se han intensificado dramáticamente en los últimos años. En 2023, Canadá sufrió la peor temporada de incendios forestales registrada en su historia, con más de 16 millones de hectáreas quemadas, un área similar al tamaño de Uruguay. Australia, Estados Unidos, Brasil y Chile también han experimentado temporadas críticas de incendios, alimentados por condiciones climáticas secas y calurosas prolongadas por la crisis climática.
Las inundaciones, otro fenómeno extremo ligado al cambio climático, también han alcanzado niveles devastadores. Pakistán sufrió en 2022 inundaciones históricas que afectaron a más de 33 millones de personas, destruyendo viviendas, infraestructura agrícola y provocando desplazamientos masivos. Europa y Estados Unidos también han visto aumentar la frecuencia de inundaciones repentinas debido a lluvias torrenciales extremas que superan ampliamente los promedios históricos.
En paralelo, las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) continúan aumentando, alcanzando niveles récord de más de 59 gigatoneladas de CO2 equivalente en 2022. Este aumento constante y alarmante está directamente vinculado con la intensificación de los fenómenos climáticos extremos que observamos actualmente.
Este escenario crítico nos insta a actuar con determinación y urgencia. Es imperativo implementar estrategias efectivas de mitigación y adaptación, reducir drásticamente nuestras emisiones de GEI mediante la transición hacia fuentes renovables de energía, cambios en patrones de consumo y producción, así como fortalecer la resiliencia de las comunidades más vulnerables.
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