Columna de Pía Bustamante: Abandono de la cuarta edad

Pia Bustamante USS

Es innegable que Chile se encuentra transitando hacia un envejecimiento avanzado, lo que ha conllevado un aumento de las personas pertenecientes a la cuarta edad (mayores de 80 años). Este segmento el año 2007 correspondía al 14.8% de las personas mayores de 60 años y el año 2021, de acuerdo con datos del INE, subió al 16.4%. Lo anterior va de la mano con un aumento de la esperanza de vida, planteándonos además de desafíos en salud, desafíos éticos. Considerando que el aumento de la edad provoca muchas veces una disminución de la funcionalidad y aumento de la fragilidad, se hace fundamental promover una buena calidad de vida, con énfasis en la espiritualidad, el afecto y el acompañamiento familiar.

Según la Sexta Encuesta de Calidad de Vida en la Vejez (2022), a mayor edad se presenta mayor ausencia de amigos y familiares, y los mayores de 80 años son quienes presentan más riesgo de aislamiento social en comparación con las personas de rangos etarios menores. Una de las razones de lo antes mencionado, es que se ha promovido directa o indirectamente una cultura del abandono filial, la cual consiste en instaurar la idea de que los hijos no tendrían la obligación o responsabilidad de cuidar a sus padres. Esto a la larga va a traer consecuencias muy negativas, aumentando la carencia de redes, el abandono de la persona mayor y la fragmentación de las familias. ¿Qué debemos hacer ante esto? La respuesta es clara; a nivel macro, potenciar la familia en las políticas públicas, haciendo énfasis en lo positivo de esta interdependencia (suele existir un temor a esta palabra y una visión extrema de la autonomía que lleva al individualismo).

En la misma línea, pero a nivel particular, los padres deben promover virtudes en sus hijos desde edades muy tempranas, pues estas se deben trabajar con esfuerzo y dedicación, por ejemplo, el respeto, la gratitud, la responsabilidad, la fraternidad y la filialidad. Finalmente, cada etapa de la vida tiene un enorme valor y la sabiduría y la experiencia de las personas de la cuarta edad son invaluables.

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