En los días de calor, tanto perros como gatos suelen perder interés por la comida y el agua, y esto tiene varias razones naturales; primero, el calor afecta su metabolismo: comer y digerir genera calor en el cuerpo, y las mascotas evitan esto durante las horas más cálidas para mantenerse frescas. Por eso prefieren alimentarse en momentos más frescos, como temprano en la mañana o al anochecer; segundo, prefieren descansar: las altas temperaturas provocan que estén menos activos, lo que reduce su gasto de energía y, por lo tanto, su apetito; y tercero, su comportamiento instintivo: en la naturaleza muchos animales limitan sus actividades cuando hace calor extremo, incluido buscar comida o agua, para evitar el riesgo de deshidratarse o sobrecalentarse.
Debido a lo anterior, el consejo práctico es no preocuparse si la mascota come menos, pero sí asegurarse de que esté bien hidratada y revisar que su comportamiento sea normal. Mantener a las mascotas hidratadas es clave durante el verano.
En el caso de los perros, estos necesitan entre 50 y 100 ml de agua por kilo de peso al día. Por ejemplo, un perro de 10 kilos debería beber entre medio litro y un litro diario. En tanto, perros más activos o de hocico corto (como Bulldogs) pueden necesitar más.
Por otro lado, un gato de tamaño promedio (4-5 kilos) necesita entre 200 y 250 ml de agua al día, pero si come alimentos húmedos (enlatados), ya está obteniendo parte del agua necesaria.
¿Qué hacer para que las mascotas tomen más agua? Algunas de las medidas son colocar varios recipientes de agua fresca por la casa y cambiarla con frecuencia, también se pueden usar bebederos tipo fuente, que a muchos gatos y perros les parecen más atractivos y, finalmente, se puede añadir un toque de caldo (sin sal) al agua para que les guste más.
¿Qué hacer si tu perro o gato no quiere comer como antes? Es común que las mascotas reduzcan su apetito en verano, pero puedes ayudarlas con estrategias simples. A los perros lo ideal es ofrecerles alimentos húmedos o patés. Son más fáciles de digerir y también los ayudan a mantenerse hidratados. Otra buena alternativa es servir porciones pequeñas y en horarios frescos, en la mañana o en la noche, cuando el calor baja. Tampoco fallan los snacks refrescantes. Para ello se puede congelar caldo sin sal con trozos de zanahoria o pollo en moldes, siempre con precaución por su historial de intolerancia hacia algunos alimentos.
En el caso de los gatos, también resulta óptimo combinar alimento seco con húmedo, ya que los enlatados son más atractivos y fáciles de comer, especialmente en días calurosos. Aun así, se debe calentar ligeramente el alimento debido a que esto potencia su aroma y despierta su interés. Asimismo, es fundamental para los felinos crear un ambiente tranquilo y fresco. Los gatos son sensibles al entorno, por lo que aliméntalos lejos de ruido o calor excesivo.
Cuidado con la hidratación y el golpe de calor
Si la mascota deja de comer por más de un día o presenta otros síntomas como vómitos, diarrea o cansancio se vuelve necesario llevar a la mascota al médico de forma urgente.
Además de cuidar su alimentación, también se debe cuidar de su hidratación. Los signos de alerta incluyen encías secas, menos energía de lo habitual o que orinen menos. Al detectar cualquiera de estos problemas, es vital consultar con el médico de cabecera de forma inmediata.
Dr. René Alegría, académico del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad San Sebastián