Entre los múltiples aspectos que abarca la sustentabilidad, la conservación de la biodiversidad surge como una prioridad estratégica que no solo protege el medio ambiente, sino que también asegura la continuidad y la resiliencia de empresas y organizaciones. La pérdida de biodiversidad puede ocasionar disrupciones en las cadenas de suministro, aumentar los costos de cumplimiento regulatorio y potencialmente disminuir la licencia social para operar. Por otro lado, la biodiversidad proporciona servicios ecosistémicos vitales como la polinización y el control de plagas, fundamentales para la producción de alimentos; la purificación del agua, esencial para asegurar un suministro adecuado para consumo humano e industrial; y la regulación del clima, crucial para las operaciones diarias de muchas industrias.
En este contexto, la iniciativa “Plan de Acción Empresarial en Biodiversidad”, representa un paso significativo hacia el reconocimiento estratégico que tiene la conservación de la biodiversidad para las empresas. Según estimaciones del World Economic Forum, más de la mitad del producto global, aproximadamente USD 44 trillones, es generado en industrias alta o moderadamente dependientes de la naturaleza. Por otro lado, un informe del Programa de las Naciones Unidas encontró que 13 de los 18 sectores que componen el FTSE 100 -las 100 compañías con mayor capitalización bursátil en el Reino Unido- tienen una alta o muy alta dependencia en la naturaleza. En el caso de Chile, esta situación no es diferente. Los sectores productivos más relevantes del país tienen una alta dependencia en la naturaleza o pueden generar impactos significativos en el entorno.
En el primer caso, sectores productivos como la agroindustria, acuicultura, forestal y energía son altamente dependientes de los servicios provistos por la naturaleza. Por otro lado, industrias como la minería y la manufactura pueden generar impactos en la biodiversidad si no se aplican prácticas ambientales responsables. Esta relación de impactos y dependencias no es exclusiva del sector industrial o de materias primas, sino que también afecta al sector financiero, que depende o impacta al entorno en función de la composición de su portafolio de inversiones.
Es urgente integrar la biodiversidad en la gestión de riesgos de las empresas. Las empresas que monitorean y mitigan su impacto en la biodiversidad están mejor preparadas para enfrentar nuevas regulaciones ambientales y adaptarse a los cambios en el entorno natural. En este marco, el Plan de Acción puede generar las condiciones necesarias para que las empresas mejoren la gestión de los impactos y las dependencias en la naturaleza.
Existen una serie de desafíos a abordar para avanzar en las líneas definidas por el Plan. El primero, y más relevante, se relaciona con la identificación del marco sobre el cual se realizará la gestión de impactos y dependencias. En este punto, iniciativas como TNFD, Natural Capital Protocol, CDP, GRI, EFRAG y SASB cobran relevancia. Por otro lado, identificar y comprender los riesgos y oportunidades asociados a la biodiversidad requerirá un trabajo colaborativo entre las empresas, el Estado y la sociedad civil, siendo las universidades aliadas naturales para acompañar a las empresas en estos nuevos desafíos.
Desde el Centro de Sustentabilidad Empresarial, nos comprometemos a apoyar a las empresas en esta misión, por medio de la generación de la evidencia científica necesaria para tomar decisiones estratégicas informadas. Creemos que solo mediante un esfuerzo colectivo, podremos asegurar un futuro sostenible y próspero para todos.