El número de personas de 80 años o más se triplicará entre 2020 y 2050, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta alcanzar los 426 millones en el mundo. Este fenómeno demográfico no solo afecta la estructura poblacional, sino que también plantea retos significativos para el sistema sanitario.
Desde nuestra universidad y en distintos países del mundo, se han entregado propuestas para combatir la baja tasa de natalidad, con prioridad en la generación de políticas públicas, destacando la compatibilidad entre el rol materno y laboral de las mujeres. Sin embargo, la repercusión del envejecimiento población está generando un impacto significativo en la actualidad y se espera que continúe en los años posteriores, por ello la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el periodo 2021-2030 como la Década del Envejecimiento Saludable.
Es imperante preparar el sistema sanitario para atender las necesidades específicas de una población cada vez más envejecida, y específicamente, fortalecer la formación de especialistas en geriatría y gerontología, ya que actualmente la oferta es insuficiente para cubrir la creciente demanda. Además, es esencial fomentar la generación de profesionales de la enfermería especialistas en dicha área, junto con el trabajo interdisciplinario de kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, psicólogos, entre otros. Dicho enfoque multidisciplinario permitirá abordar las múltiples dimensiones del envejecimiento, mejorando así la calidad de vida de las personas mayores.
La atención de salud en todas las edades es un derecho, por esto es fundamental que las personas mayores reciban una atención especializada y de calidad. Debemos trabajar desde ahora para asegurar un cuidado integral en el futuro, nuestro futuro.