Temor y preocupación. Esa es la principal conclusión que se percibe tras las respuestas de apoderados respecto a las aulas inclusivas.
La mayor preocupación que expresan los padres por la educación inclusiva tiene relación con que les preocupa que la atención se centre demasiado en los estudiantes con necesidades educativas especiales, descuidando a los demás, con un 50% de los apoderados que dice estar acuerdo o medianamente de acuerdo con esta frase. Esto está relacionado con que el 73% de ellos está de acuerdo o medianamente de acuerdo con que los docentes no están suficientemente capacitados para gestionar aulas inclusivas.
En cuanto a sus temores lo que más destaca es que el 53% está de acuerdo o medianamente de acuerdo con que la inclusión pueda generar conflictos entre los estudiantes. En menor porcentaje, 40% respondió estar de acuerdo o medianamente de acuerdo con que la inclusión escolar puede afectar negativamente el rendimiento de sus hijos.
A pesar de que el 63% respondió que en el colegio de su hijo o hija han realizado charlas, talleres y o reuniones relacionadas a la inclusión, el vicedecano de la Facultad de Educación, Mauricio Bravo, afirma que con este sondeo se muestra la importancia de seguir visibilizando el tema. “Esta encuesta nos revela que hay alto temor entre los apoderados de tener aulas más inclusivas. Por tanto, como país nos presenta desafíos en múltiples niveles. En primer lugar, en la formación de nuevos docentes que puedan manejar salas con diversidad de estudiantes. Ligado a esto, en una capacitación continua de quienes ya están trabajando en las aulas y sienten, muchas veces, que no cuentan con las herramientas necesarias. Si se invierte en capacitar profesores para que pueda atender a todas las diversidades, esto les dará más confianza a los apoderados y, por tanto, más abiertos estarán a la inclusión.
En ese sentido, “el liderazgo de las escuelas es fundamental para apoyar a los profesores y que se genere un círculo virtuoso”. En segundo lugar, el Vicedecano argumenta que, a pesar de que en términos legislativos hemos avanzado, “faltan políticas públicas y programas que apoyen a los establecimientos educacionales para implementar correctamente esta ley, un diagnóstico que hemos recogido en la Red de Educación Inclusiva. Este apoyo va desde las orientaciones hasta financiamiento”. Esta red es la primera en Chile en que reúne a la academia, sociedad civil y ámbito público y privado con la finalidad de hacer diagnósticos, compartir buenas prácticas y proponer cambios en las políticas públicas que, de verdad, logren una educación inclusiva.
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