Con gran consternación somos testigos de la creciente ola de violencia que afecta a nuestro país. Estos hechos no son nuevos, y negarlo sería una falta a la verdad y una falta de compasión hacia las familias afectadas. Sin embargo, la actual situación asombra por la intensidad de la violencia, los métodos de agresión, la edad de las víctimas y el alto número de fallecidos en muy pocos días.
Los motivos son múltiples, las responsabilidades compartidas, y las soluciones deben abordarse con una visión multifactorial y transversal en todo el ambiente público y privado del país. En este contexto, existe un factor que, si se observa y considera correctamente, podría generar un cambio esencial en la forma de enfrentar este y otros conflictos: ante cada trágica noticia que conocemos, pensamos espontáneamente en la familia de las personas afectadas, y nos compadecemos de lo que están viviendo.
La encuesta mundial de valores (2022) señala que, en Chile, la familia sigue teniendo una gran ventaja (93%) en las preferencias de las personas, respecto a sus áreas de interés. Ante esta evidencia, cabe preguntarse si la gran salida ante la creciente violencia y a la escasez de valores en las relaciones humanas, podría encontrarse en la familia, pues múltiples son los casos en que el amor de una madre, un padre o una familia sustituta han significado la gran salvación para una persona que se encontraba perdida o en riesgo de caer en situaciones de delito o violencia.
Considerando este escenario, bien cabría dar una nueva mirada a las familias y a las condiciones que están dificultando que ella, la gran formadora de valores de la persona pueda desplegarse en todo su potencial.
Ciertamente la familia podría ser el gran muro de contención de nuestro país, pues cuidarla y promoverla es cuidar a la sociedad misma; pues esta es, como en su génesis, un gran conjunto de familias. Invitamos a todos los actores de la sociedad a generar instancias creativas (como por ejemplo condiciones de conciliación familia-trabajo) para que la familia ayude – simplemente siendo lo que es por naturaleza – a formar un Chile más pacífico y, por tanto, más seguro.