Columna de Dra. Aldoney y Dra. Coo: La importancia del apoyo en la crianza: Un llamado a la corresponsabilidad
Las madres en Chile tienden a cargar con las responsabilidades asociadas a la crianza de manera muy solitaria. A pesar de que más del 60% de los niños vive con ambos padres biológicos durante sus primeros años de vida, el involucramiento paterno en la crianza es bajo. Según los estudios realizados por el Laboratorio de Familia, Adolescencia e Infancia del Instituto de Bienestar Socioemocional UDD, las madres – más que los padres- se involucran con sus hijos de manera afectiva (decir que los quieren, que valoran lo que hacen) y cognitiva (leerle cuentos, contarle historias o cantarles). Además, las cifras también muestran que las madres- más que los padres- se ocupan de tareas de cuidado (cuidar a su hijo/a cuando está enfermo, bañarlo, etc.) y asisten a reuniones de apoderados. Asimismo, menos de 50% de los padres participa del parto y solo un 20% asiste a los controles de salud de sus hijos/as.
Otros estudios han reportado que las mujeres chilenas-cada vez más- encuentran la crianza una tarea altamente demandante y solo un 30% considera que la sociedad las apoya para tener hijos. ¿Es posible que estos datos estén relacionados con los altos índices de problemas de Salud Mental en las madres chilenas y, quizás, con la baja de la natalidad? No tenemos respuesta para esto, pero sí estamos en condiciones de decir que este tipo de crianza puede y debe cambiar.
La evidencia nos muestra que una crianza acompañada y apoyada es una crianza más placentera y con mayores beneficios para las mujeres, sus hijos y parejas. Otro de nuestros estudios, por ejemplo, muestra que las madres que reportan contar con el apoyo de sus parejas y/o de su propia madre tienen menor riesgo de presentar problemas de salud mental durante el embarazo y el periodo postparto. Asimismo, las madres que cuentan con mayor apoyo social (este puede variar desde apoyo emocional de la pareja, familia o amigos hasta ayuda instrumental de personas o instituciones) presentan mejores niveles de salud durante el embarazo y de satisfacción postparto. Los datos también muestran que las mujeres que presentan síntomas de depresión postparto se recuperan antes si cuentan con el apoyo de sus parejas. Niños/as cuyos padres se involucran en su desarrollo, muestran mejores habilidades sociales y cognitivas y sus madres, menores niveles de estrés. Cuando personas significativas acompañan y apoyan a la madre durante el embarazo y postparto, éstas reportan mayores niveles de bienestar.
Una concepción de la crianza como un tema exclusivamente femenino, privado e individual conlleva madres sobre exigidas, cansadas y muchas veces frustradas. Cambiar esto depende de diversos actores en la sociedad. Por nuestra parte, estamos generando evidencia que respalda la necesidad de promover la corresponsabilidad de madres y padres y de fomentar una participación más activa de los padres en la crianza de sus hijos. Las políticas públicas, por su parte, podrían apoyar este proceso ampliando y diversificando las instancias de apoyo a la crianza y generando instancias concretas para un mayor involucramiento paterno (a través, por ejemplo, de un postnatal masculino irrenunciable). De esta manera, podríamos avanzar en promover la equidad de género y el bienestar de las familias. Las madres, más que un feliz día, merecen una feliz crianza.
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