Pese a estar a kilómetros del frente de batalla, la capital ucraniana no se encuentra ajena a la guerra de Rusia contra el país. Las alarmas por ataques aéreos son diarias y ocurren principalmente de madrugada, el costo de vida ha aumentado y quienes buscan un lugar para vivir prefieren los departamentos de los primeros pisos. Aunque los cafés y los restaurantes estén llenos, buscando un poco de normalidad, el conflicto siempre se menciona en las conversaciones. “Cada familia tiene a un pariente o un amigo que murió en esta guerra”, dicen.