Jesucristo es una piedra en el zapato
SEÑOR DIRECTOR:
Jesucristo es una piedra en el zapato. Él se nos propone como camino, verdad y vida, como luz del mundo, como Salvador y la respuesta adecuada a todas las preguntas que nos acechan día a día. Es una piedra en el zapato porque su vida es un ejemplo sin igual de justicia, de misericordia, de servicio a los demás. Representa todo lo que anhelamos y no podemos lograr. Y no puede ser de otra manera porque es verdadero Dios y hombre.
Jesucristo nos deja una enseñanza absolutamente opuesta a lo que nos enseña la cultura imperante. Él nos enseña a servir, la cultura a ser servidos; Él nos enseña a compartir, la cultura a competir; Él nos enseña a que los últimos serán los primeros, la cultura a buscar los primeros lugares; Él nos enseña que hay más alegría en dar que en recibir, la cultura a poseer sin medida; Él nos dice que la felicidad está en buscar el Reino de Dios y su perfecta justicia, la cultura a pensar solo en uno mismo; Él nos ofrece vida eterna después de la muerte, la cultura nada.
Jesús siempre será una piedra en el zapato porque por una parte nos vemos seducidos a aparentar casi de manera compulsiva y a querer siempre más y más y el Señor nos anima a ser desprendidos porque allí está la verdadera felicidad. En Semana Santa Jesús, una vez más nos vuelve a recordar que el anhelo de ser mejores y de vivir más centrados en los demás que en uno mismo no podemos lograrlo por nuestras propias fuerzas. Es por ello que se presenta como el Salvador asumiendo todos los signos de muerte presentes en cada uno de nosotros al punto de descender a los infiernos, pero resucitando por obra del Padre para que nosotros resucitemos con Él.
Así, predicar el Evangelio a tiempo y a destiempo toma la vida entera porque es anunciar todo lo que el hombre y la mujer de nuestro tiempo y de todos los tiempos anhela y no logra por sí mismo. Jesús en la cruz y luego en la gloria es el mensaje más potente de la historia y el más importante que se pueda ofrecer ayer, hoy y siempre dado que es el mensaje capaz de darle sentido pleno a nuestra existencia y desafiar el enigma del sufrimiento y la muerte. Esto lo tenemos tan claro que hoy cantamos alegres que resucitó y mañana volveremos a decir en la misa, “Ven Señor Jesús”. Les deseo una feliz pascua de resurrección a todos y cada uno de ustedes y que Dios nos ayude a llevar una vida inundada de sus enseñanzas, de fe, esperanza y amor.
Cardenal Fernando Chomali G.
Arzobispo de Santiago de Chile
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