La búsqueda del clivaje

SEÑOR DIRECTOR:
En año de elecciones presidenciales, los estrategas electorales desempolvan sus antiguos manuales de fórmulas y mecanismos para activar predisposiciones políticas en distintos sectores. El objetivo es claro: movilizar a sus bases, captar electores y alejar a los indecisos de las candidaturas contrarias.
Una de las estrategias con mayor impacto en nuestra historia reciente es la lógica del clivaje autoritarismo-democracia. Bajo este supuesto, muchos chilenos tomarían decisiones electorales basadas en eventos relacionados al período 1973-1990 —como las acciones del régimen militar o las posiciones frente al plebiscito de octubre de 1988— que han dividido profundamente a la sociedad. Esta polarización lleva al elector a dejar de lado consideraciones contextuales o de afinidad programática para apoyar a determinadas candidaturas según su posición —o la de sus cercanos— frente a los acontecimientos ocurridos durante la dictadura.
Esta hipótesis —respaldada por numerosos estudios sobre comportamiento electoral en Chile de décadas pasadas— ha resurgido tras las recientes declaraciones de Evelyn Matthei. Sin embargo, la pregunta verdaderamente relevante es: ¿establece Matthei con sus palabras un cuestionamiento sobre la democracia como forma de gobierno para el país? La respuesta prudente es negativa, pues analizar el pasado en su contexto es sustancialmente diferente a proyectar desde el presente un modelo de gobierno.
En tiempos donde la división política se profundiza, es fundamental distinguir entre el legítimo análisis histórico y la instrumentalización política del pasado con fines electorales. La sociedad chilena merece un debate que privilegie propuestas de futuro por sobre las heridas de antaño.
Miguel Ángel Fernández
Director Académico Faro UDD
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