SEÑOR DIRECTOR:

Con la muerte del Papa Francisco, la Iglesia pierde a un líder profundamente humano, sencillo y carismático. Un hombre que nunca aspiró al Papado, pero que asumió el trono de San Pedro con humildad y vocación.

El próximo cónclave enfrenta una responsabilidad histórica: elegir a un pontífice con un renovado plan de evangelización. La Iglesia atraviesa tiempos difíciles, marcados por la pérdida de fieles y el avance de discursos que buscan desacreditar su relevancia. En un mundo polarizado, donde tanto las élites como los outsiders han debilitado la fe, es urgente recuperar el mensaje espiritual y social del cristianismo. Que la esperanza y el valor de lo trascendente no se pierdan entre el ruido de nuestro tiempo.

José Riquelme Brondi