Sección: Paula
Sociedad La historia de las patinadoras artísticas de Concepción y su lucha contra la discriminación
Corría el 2019 cuando un grupo de 34 niñas de entre 5 y 16 años de la región del Biobío, se entusiasmaban con la idea de ser patinadoras profesionales. Habían practicado este deporte toda su vida, sin embargo, por primera vez tendrían la posibilidad de entrenar con un patinador profesional que había sido galardonado como el mejor patinador artístico de Chile. Pero lo que en un comienzo fue un sueño, rápidamente se transformó en una historia de discriminación y maltrato.
Desde que fue diagnosticada a los 24 años, mientras se encontraba trabajando como oficial de Carabineros y cursando el primer semestre de una carrera universitaria, comenzó a documentar el camino cuesta arriba que sabía que se le venía. “Hoy es mi primera quimio”, escribió en un cartel que llevó sonriente al hospital. Para ella compartir su proceso en internet ha sido un espacio para que mujeres encuentren un lugar seguro en su testimonio y para que más personas se informen al respecto.
Considerado patrimonio alimentario de la región de Lyon, fue descrito por primera vez en Francia en el siglo XVI. En Chile tiene una historia centenaria por su presencia en huertas, quintas y patios de casas de campo, y aunque hace años era una variedad bastante conocida en los sectores rurales, el reemplazo por variedades comerciales, los cambios en los hábitos de alimentación y la migración campo-ciudad, han hecho cada vez más escasa su existencia.
“Me daba una curiosidad casi antropológica la atracción sexual, me parecía súper interesante precisamente porque yo no la entendía. Pero esa ‘explosión de hormonas’ que se supone llega con la adolescencia, nunca la viví. Habré tenido unos 15 años cuando me fui encontrando por primera vez con los conceptos de asexualidad y arromanticismo. Y me hizo sentido. Por supuesto que hay gente que se siente así, pensé”.
“El abuso de conciencia es el paraguas desde donde nacen todos los abusos”, dice enfática, la psicóloga Isabel Soublette, quien lleva años dedicada a tratar a personas que depositaron toda su confianza en un líder, hasta perder completamente su identidad. Monjas, seguidores de Karadima, y miembros de la secta de Antares de la Luz, forman parte de su experiencia.