Cuando las grandes discográficas bajaron sus ventas, en Chile aparecieron decenas de músicos de diversos estilos.
Un grupo de ellos alcanzó visibilidad gracias a Internet y el trabajo independiente de su música.
"Muchos de esos músicos compartían su propia música y la música de otros", dice el sociólogo Arturo Arriagada, autor del estudio Músicos, sellos y fans en la era digital (disponible en este link).
"Eso fue interesante porque esas actividades empezaron a renovar la forma en que se generaba una escena musical, mucho más cercana entre los músicos, el público y los locales donde tocaban", añade.
Según el investigador principal del estudio financiado por el CNCA, "Internet permitió que en esa época los músicos y fans pudieran compartir música, difundirla en radios y medios online, y promover las tocatas a costo cero".
En la otra vereda, según el informe de gestión de la SCD en 2010, del total de derechos recaudados por músicos chilenos ese año solo el 9% correspondió a música emitida por la radio.
Una de las conclusiones de la investigación es que la música todavía es una experiencia comunicacional.
Según Arriagada, "porque descansa en compartir gustos y estéticas".
"Si pensamos lo que ocurre en los conciertos en vivo, la gente graba videos para recordar la experiencia, los comparte en Instagram o Facebook, y comenta con otros esa experiencia. Aunque la gente no escuche una canción en un recital, al grabarla quiere compartirla con otros y socializar ese momento", dice el investigador.
"Esa es la experiencia comunicacional en torno a la música que en los medios sociales se amplifica", agrega.
El éxito
Con la crisis de la industria, la producción independiente y los recursos digitales, la música que estaba invisible comenzó a tener presencia y a crear un panorama general dividido en compartimentos.
Hay un dato interesante proporcionado por el CNCA, que dice que la edición y distribución de música en el país se concentra en un 60% en sellos independientes.
Ahora, ¿cómo se mide el éxito de las bandas o solistas en la era digital?
"Si es el mundo de la publicidad, el éxito se mide en clics, likes y retuits. Tener buenas audiencias en Facebook, Instagram y YouTube, por ejemplo, es importante para marcas interesadas en sumarse o incorporar a su cadena de valor el trabajo de los músicos", dice Arriagada.
El sociólogo explica que "para los músicos el éxito se mide en la posibilidad de tocar y que los vea gente, que suenen en las radios".
"No tanto en tener una millonada de seguidores online, porque eso no siempre se traduce en más gente que escucha la música en vivo", matiza.
"Para los sellos, es súper importante tener buenas métricas en los medios sociales porque así pueden conseguir y organizar mejores giras, pueden negociar mejor con las agencias de publicidad para conectar la música de sus artistas con marcas y productos", agrega.
Según una de las conclusiones del estudio, las métricas serían una fuerza que establece lo exitoso.
Ahora, si uno visita los sitios de los artistas de rap chileno, la mayoría dobla o triplica en visitas a los de pop.
"El éxito depende de quién lo mira", dice Arriagada y enarbola una explicación.
Dice: "Para una radio Gepe puede ser muy exitoso -porque lo tocan mucho- pero según las métricas de YouTube puede ser más exitoso el single de Portavoz que tiene casi un millón de visitas. Para una marca de ropa puede ser más exitoso el mismo Gepe que el tipo de Portavoz porque las propiedades de la marca y el estilo de vida de Gepe conectan mejor".
"Es una pregunta que es fácil de relativizar, por lo mismo es interesante. Para el sello en Nueva York las visitas de Portavoz a su video en YouTube pueden ser fundamentales para llevarlo a cantar a esa ciudad", agrega.
El autor aclara que las métricas son una fuerza social "porque nos permite asignarle valor a algo. Socialmente es un fenómeno interesante porque 'lo más escuchado' se convierte en un estándar para decir qué es bueno y qué no".
Los sellos
Otra de las conclusiones del estudio es que en la era digital los sellos todavía importan.
"Se convierten en intermediarios que facilitan mucho el trabajo de promoción y difusión de los músicos. Además, los sellos que fueron parte del estudio también han derivado en agencias de booking de recitales. Todas ellas labores que están muy ajenas a las tareas propias del músico", explica Arriagada.
"Los sellos administran y gestionan la promoción de la música, organizan giras y tocatas, entonces siguen siendo actores relevantes. Además, muchas veces los medios pescan más a un sello que a los mismos músicos", añade.
Qué ocurre entonces con el modelo de éxito de los años 90.
¿Acaso quedó en el pasado?
"Hace rato", dice el sociólogo, "es cosa de ver los sellos multinacionales que tienen oficina en Chile. Es cosa de ver que en el mundo los sellos multinacionales se reducen a tres o cuatro grandes compañías que además son dueñas de la venta de conciertos, etc".
Según Arriagada, "sigue siendo un muy buen negocio, pero son menos los actores que están en la industria".
Ahora bien, "los músicos hoy no la tienen fácil", aclara.
"Spotify no les paga mucho por las canciones que ahí circulan, YouTube también".
Según el investigador, "si no suenas en la radio, a las tocatas no va mucha gente. Nadie sabe para dónde va la mano, con o sin sellos, con o sin streaming. Los que sí la tienen clara son las mega bandas o aquellas que suenan en la radio o en televisión que pueden cobrar por sus derechos de creación y autoría".
El público
El nuevo estudio explica que el público que consume música en Chile "es un nicho y se mueve en círculos pequeños".
"Una cosa es que nombres más consolidados toquen en el Teatro Caupolicán por primera vez, otra es que sean capaces de parar una gira a lo largo del país. Incluso en América Latina son pocos los que giran. Hoy es más fácil conseguir una entrada para una tocata privada de un músico en la playa que esperar todo el año para ir a escuchar a un músico que por primera vez va a tocar en el Caupolicán", añade.
"Uno cree que el público que consume música independiente es masivo porque ahora la música y los espacios donde se escucha están mucho más cerca del mundo de la publicidad", dice Arriagada.
"La escena indie está en los festivales masivos, entre logos y marcas. ¿La escena metalera donde está? La del hip-hop tiene a casi un millón de personas viendo y escuchando un video en YouTube pero no sale en comerciales, ni en radios, ni en televisión", reclamara el autor.
"No es que una cosa sea mejor que la otra, solo que tienen formas de visibilidad y amplificación distintas", aclara el sociólogo.
Según el sociólogo, "para mucha gente todavía es importante que la música suene en la radio, sino suena (para ellos) no existe".