El pop coreano vive su mejor año y otro de sus grupos estelares viene a Santiago
La banda Seventeen, uno de los últimos sucesos del género, se presentará en agosto en el país.
Aunque en Chile y en parte del planeta disfruta de un culto que ya acumula varios años, el K-pop parece haber obtenido su certificado oficial en 2017, el timbre que le permitió acceso definitivo a la masividad y las grandes ligas.
En el país, la banda BTS dio en marzo dos shows repletos en el Movistar Arena, con el primero de ellos agotado en dos horas, lo que llamó la atención hasta de The New York Times, periódico que publicó una detallada nota del fenómeno local.
En la escena anglo, el mismo conjunto se convirtió el mes pasado en el primero del género en ganar un Billboard (Artista más popular en redes sociales), desplazando a Justin Bieber, quien se había quedado con la categoría en los cinco años anteriores. Además, cerraron 2016 como la agrupación más retuiteada del orbe. El mensaje era elocuente: el poderío de un grupo en el universo virtual ya estaba a la par con el éxito de las figuras del mundo real. Justin Bieber había quedado como una estrella del pasado ante la amenaza que llegó desde Asia.
Y eso sin contar que, entre los rivales de este año, también figuraban Selena Gomez, Ariana Grande y Shawn Mendes. "Este premio a BTS refleja el creciente poder cultural de Corea del Sur", teorizó el diario inglés The Guardian hace algunos días.
Una estela de hitos y triunfos que promete seguir aumentando durante esta temporada, sobre todo en Chile, una de sus tierras prometidas. Otro de los últimos sucesos del pop coreano, el conjunto Seventeen, se presentará el martes 29 de agosto en el Movistar Arena, según confirma NoiX Producciones, la misma compañía encargada de la visita de BTS.
"Estamos trabajando para lograr que Santiago se transforme en una plaza cada vez más activa en el K-pop mundial", precisa en un comunicado Gonzalo García, director de la productora, en un anhelo tan ambicioso como efectivo.
La firma fue la primera en olfatear el fenómeno, cuando en 2012 organizó el primer recital del estilo en Chile, protagonizado por la agrupación JYJ. Desde ahí, han realizado otros cinco espectáculos con los más diversos representantes de pop oriental, casi siempre con éxito de ventas y un arrastre a espaldas de las vitrinas más oficiales.
El último invitado de esa saga es Seventeen, agrupación formada y diseñada hace sólo dos años por Pledis Entertainment, compañía discográfica que se ha especializado en crear conjuntos de k-pop para distribuirlos por el mundo, como una verdadera fábrica de productos de exportación. En lo específico, se trata de su segundo grupo masculino y está formado por 13 integrantes; los números abultados son habituales en este nicho, con otros casos, como los propios BTS (siete miembros) o sus pares de EXO (empezaron con doce) o Twice (nueve). Por lo mismo, Seventeen ha debido dividir su abundancia en tres unidades distintas de acuerdo a su especialización: hip hop, voces y baile.
Tres disciplinas que confluyen en una fórmula no muy distinta a la de sus coetáneos, con ritmos bailables, coreografías exuberantes y videos saturados de colores y estímulos visuales, además de looks que van variando según la trama de cada canción.
En parte, es el manual con que un porcentaje mayoritario de las bandas coreanas han empezado a dominar los gustos adolescentes. Eso sí, sus biografías y reseñas subrayan un matiz: los cantantes de Seventeen poseen autoría y control absoluto sobre las composiciones y los cuadros de baile que muestran en sus videos y presentaciones.
Porque, más allá de un éxito reciente y acotado en el tiempo, sus miembros se conocen de antes. Todos los integrantes participaron en 2012 de un espacio de TV llamado Seventeen show, el que mostraba la preparación y el entrenamiento al que eran sometidos. El proyecto culminó a fines de 2014, para luego continuar en un reality show (Seventeen project: Big debut plan) y después saltar a los escenarios. En ese recorrido, han lanzado un solo disco, Love & letter (2016), y cuatro entregas bautizadas como mini álbumes, las que poseen alrededor de cinco canciones.
Para su venida a la capital, sus responsables aspiran a repetir las mismas escenas de furor y descontrol arrojadas a principios de año por BTS, con fans pernoctando en las afueras del recinto cinco días antes o apiñados en filas de varias cuadras para conseguir las entradas.
De ese modo, también desean que el flujo de artistas orientales hacia este costado del mapa sea cada vez más frecuente, por lo que intentarán consolidarlo como un circuito a la par de otros igual de rentables, como el heavy metal o el reggaetón.
Aquí ya lucen un fans club oficial -activos en Twitter y Facebook- y que cada cierto tiempo se reúne en lugares como el Parque San Borja a, por ejemplo, festejar el aniversario desde que sus ídolos se formaron como colectivo artístico.
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