Sabía que era constantemente vigilado y que su vida corría peligro; por eso su plan era huir lo antes posible junto a su esposa a España. Ya era tarde. Un plan macabro se estaba urdiendo en contra suya y el General Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert morirían el 30 de septiembre de 1974, luego de que su auto explotara, producto de una bomba, en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, donde se habían exiliado tras el Golpe de Estado en Chile. El ex comandante en jefe del Ejército del gobierno de Salvador Allende fue asesinado por agentes de la DINA en una operación liderada por el agente estadounidense Michael Townley. Así terminaba la vida del militar que fue leal al gobierno de la Unidad Popular, que logró evitar el Tanquetazo - primer intento de golpe en junio de 1973-, pero que decidió dar un paso al costado para "no constituirme en un factor de quiebre de la disciplina institucional", dijo él mismo en su carta de dimisión. En su lugar asumió Augusto Pinochet.

Asiduo escritor de cuentos y ensayos, durante su estancia en Argentina el militar siguió redactando sus memorias que 11 años después de su muerte, en 1985, fueron publicadas por primera vez por editorial Pehúen, bajo el nombre de Memorias. Testimonios de un soldado, y que abarcan un periodo desde 1931 hasta el 20 de septiembre de 1974, diez días antes de su asesinato.

Hasta ahora los originales de esos manuscritos siempre estuvieron bajo la cautela de las hijas del general, Sofía, Angélica y Cecilia Prats Cuthbert, quienes hace dos años decidieron prestar el material al artista visual Fernando Prats (1967), sobrino nieto del militar, quien desde hace un año anhelaba brindarle un homenaje. El próximo jueves 27 de julio se verá el resultado en Acción medular, muestra en el Museo de la Memoria en la que el artista desplegará sobre tres murallas de 12x3 metros los 1.592 folios extraídos de los originales de Prats, que fueron ahumados e intervenidos con aire y otros elementos orgánicos.

Hay páginas totalmente negras, y otras donde las palabras se vuelven más nítidas por medio de manchas y borronazos.

"Apliqué una nueva piel de humo sobre la escritura y esa nueva piel vela la palabra y sólo se ilumina en ciertas partes", explica el artista. "Lo que hago es acotar lo que me interesa, lo que considero necesario releer. A través del humo y la huella creo que es posible reactivar la memoria, reforzar desde la materialidad de este registro y hacer permanente un mensaje que nunca debiera silenciarse", agrega quien desde hace más de 15 años investiga el humo como técnica, dejando su propia huella en lugares tan diferentes como una tela, hasta en el territorio. Por ejemplo, en Chuquicamata en 2006, hizo un dibujo a partir de la tronadura de una mina, o en 2013, en Auschwitz, realizó una serie de pinturas con humo en los alrededores del campo de exterminio, haciendo alusión a las cenizas de los cuerpos exterminados.

Dos años antes el artista -que desde 1990 está radicado en Barcelona- representó a Chile en la Bienal de Venecia con el Proyecto Gran Sur: llevó un letrero de neón rojo de 16 metros de largo a la Antártica. Allí recreó un anuncio del explorador irlandés Ernest Shackleton, pionero en llegar a esos lares.

Ahora, haciendo uso de ese mismo material, instalará en medio de la sala del Museo de la Memoria una serie de neones con los que replicará un extracto de las memorias del general Prats, específicamente la entrada correspondiente al día del Golpe de Estado. En ella, el militar reflexiona sobre las consecuencias emocionales que traería al pueblo chileno. "Medito en los miles de conciudadanos que perderán sus propias vidas o la de sus seres queridos; en los sufrimientos de los que serán encarcelados y vejados; en el dolor de tantas víctimas del odio...", reza parte del texto que el 11 de septiembre se convertirá en un memorial permanente, instalado en la explanada del museo en calle Matucana, a pasos de la Quinta Normal.

"Quiero darle al general Prats una dimensión mayor, una visibilidad que esté a la altura de su figura", dice el artista. "Cuando lees el manuscrito te das cuenta de que él tenía un profundo amor por Chile; me impresionó su sentido de lealtad, de respeto y la capacidad que tenía de dialogar con todo el espectro nacional. Su mayor dolor era darse cuenta que no era oído. El creía profundamente en que la Constitución era una herramienta suficientemente clara para solucionar los problemas del país".

De alguna forma, el memorial graficará la imposibilidad que sintió Prats de lograr un acuerdo entre el gobierno de Allende y los militares. Sus palabras en neón serán tapadas esta vez por testimonios geológicos: una serie de cilindros rocosos que serán extraídos del suelo de diferentes lugares que funcionaron como centro de detención y tortura a lo largo del país. Para esto, Prats ha trabajado codo a codo con el curador de la muestra, Rodrigo Rojas. "No queríamos un homenaje que fuese un busto de bronce, tampoco un simple discurso", afirma el curador. "No es la retórica lo importante, ni la información del texto que estará disponible en una pequeña placa. Las palabras de Prats serán transformadas en luz que serán a su vez tapadas por el suelo chileno. El poeta Raúl Zurita dice que la única forma de hacer frente al dolor y el enigma de las desapariciones es volver a algo mayor que lo haya antecedido todo y eso son las montañas, el océano, el desierto, el paisaje chileno", añade.