Chancellor, de Chicago
El rapero Chance the Rapper se presentó anoche en el festival Lollapalooza, como número estelar frente a la ciudad que lo vio nacer.
"Nunca pienses que no soy de Chicago, ni por un segundo"
-Kanye West
La gente de Chicago es muy de Chicago. En la calle y Lollapalooza se pasean con distintivos de la ciudad. En su mayoría, ropa deportiva de algunos de sus equipos: los Bears, los Cubs, los Bulls. Más de uno anda con uniforme completo. Y no es ni día de partido.
Idolatran y defienden a sus héroes, desde Muddy Waters hasta Barack Obama. Y también a sus antihéroes, desde John Dillinger hasta Kanye West.
Chicago es una ciudad violenta. Una de las más violentas de Estados Unidos. Son cientos de asesinatos cada año. Sólo el pasado 4 de julio, el fin de semana en que el país celebraba su independencia, hubo más de cien heridos de bala. No hay razón para esa violencia, ni conclusiones. Sí, hay disparidad económica y una cantidad alarmante de armas ilegales en las calles. Pero también en otros lugares no tan violentos como Chicago.
Todo eso es importante para entender el show de Chance the Rapper en Lollapalooza anoche. Chancellor Bennett tiene sólo 24 años, pero ya tiene tres Grammys. Es rapero y ha publicado tres mixtapes, pero ningún álbum oficial bajo su nombre. Y es de Chicago.
Decir que es un hijo pródigo de la ciudad es cliché, pero también verdad. El show en el escenario principal del festival era uno de los más esperados del fin de semana. Para el público, era ver a uno de los suyos. "Mis promotores no entendían esto, pero le pedí al festival que no hiciera un streaming de mi show", dice, rematando: "porque esta noche, quería que fuéramos sólo Chicago y yo".
El actual tour del rapero se llama Be Encouraged (algo como "envalentónate") y los polerones con la leyenda Be Encouraged Chicago han abundado en el Grant Park en los tres días de Lollapalooza 2017. Durante su set de una hora y media, las referencias a la ciudad abundan; desde anécdotas personales –el rapero cuenta como en uno de los bares cerca del parque presentaba sus rimas antes de ser conocido- hasta constantes tomas del horizonte y las siluetas de los rascacielos, además de rostros emocionados hasta las lágrimas. Para la canción Cocoa Butter Kisses invita a otro rapero de Chicago, Vic Mensa, con quien comparte el haber crecido en la zona sur, el sector de peor fama en la ciudad.
Bennett es Superman frente al Batman que es para Chicago su mentor Kanye West: ambos pueden salvar la ciudad, pero sólo el primero lo hace a través del optimismo.
Lo que prima en su show son canciones de su mixtape de 2016 Coloring Book; canciones que fusionan góspel con hip hop y que ven a Bennett transformado en una suerte de pastor. En vivo hace múltiples referencias a Dios, a plegarias y a oraciones. Pide que el público levante sus manos y los llama a cantar con su coro.
Es una celebración, y todo podría tener un sabor en extremo dulzón y. Pero también tiene algo de súplica. De pedir a una fuerza mayor, y a todos los presentes, que por un momento, Chicago sea sólo una fiesta
"Ustedes tienen el poder de decirle a los políticos que los prioricen", dice desafiante. Bennett no es de esperar soluciones. Este año donó un millón de dólares a las escuelas públicas de la ciudad y ha sido una voz constante en pedir el desarme de la ciudad. Lo de anoche no tuvo llamados de esa índole de forma explícita. Pero esa plegaria estaba allí. "Es mucho más peligrosa una persona sin miedo que una fuerte", asegura sobre el escenario.
Detrás de los bailes, sonrisas y pirotecnia que Chance the Rapper despliega sobre el escenario sólo hay otro chico de Chicago que quiere ver a su ciudad levantarse. Algo muy de Chicago.
NDR: El autor de este artículo se vio tentado a titular como "Chance: Homecoming", pero desistió por lo obvio y por los posibles conflictos de derechos de autor.
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