Fue, literalmente, la tormenta perfecta. Hollywood acaba de tener su peor fin de semana en ingresos en tres años, recaudando un total de US $ 68 millones de dólares. La cifra no está mucho más arriba de los US $ 59 millones que la taquilla norteamericana registró el fin de semana del atentado a las Torres Gemelas en 2001. Así como en esa fecha, una tragedia azota Estados Unidos: el huracán Harvey ha provocado las peores inundaciones del poblado estado de Texas en su historia. Además de la tragedia, en cuestiones de taquilla influyó además que la atención del público estaba en otras cosas: este fin de semana se vivió desde la esperada pelea de Floyd Mayweather y Conor McGregor, y el final de temporada de Game of thrones.
Si las cifras del fin de semana -que lideró Duro de cuidar con apenas US $ 10 millones- fueran una excepción, la industria cinematográfica no tendría de qué preocuparse. Pero ha sido la tendencia justamente en la época del año en que las superproducciones deberían dominar la taquilla.
La recaudación del cine global este 2017 va un 5% por detrás de 2016, según cifras del portal de estadísticas Box Office Mojo, y Norteamérica -que anualmente representa cerca de un cuarto de las recaudaciones a nivel mundial- es el principal mercado responsable. A punto de terminar el verano en el hemisferio norte, donde entre mayo y septiembre se estrena la mayor cantidad de películas de alto presupuesto, la taquilla de Estados Unidos y Canadá ha disminuido en promedio un 15% con respecto al año pasado, y la prensa especializada estima que esa cifra podría llegar incluso a un 20%. La venta de entradas ha sido la peor en 25 años.
Las razones detrás del "verano de infierno" de Hollywood, como lo bautizó el portal Variety, son varias, pero todas giran en torno a un problema central: las grandes franquicias del cine comercial no rindieron. Si bien hay historias de éxitos, como Mi villano favorito 3 (US$ 972 millones), Guardianes de la galaxia 2 (US$ 862 millones) y Mujer Maravilla (US$ 806 millones), la mayoría de las secuelas, adaptaciones, remakes o reboots ha decepcionado en su recaudación internacional.
Están casos como los de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar y Transformers: El último caballero, que si bien tuvieron ingresos considerables (US$ 791 millones y US$ 603 millones respectivamente), ambas están muy por detrás de lo que obtuvieron sus entregas anteriores. Cars 3 es, por el momento, la película de menor recaudación de Pixar -aunque su reciente estreno en China debería cambiar eso- y El Planeta de los Simios: La guerra apenas lleva un poco más de la mitad de su predecesora en la saga. Además, casi ningún intento de iniciar una nueva franquicia funcionó: ni Rey Arturo, Baywatch o La Momia; Valerian, de hecho, se ha transformado en el mayor fracaso económico del año, ya que aún no recupera su inversión de US$ 170 millones.
Los medios especializados apuntan a que el "efecto Rotten Tomatoes" se sintió particularmente fuerte durante estos meses. El nombre viene del sitio que hace un resumen de todas las críticas anglosajonas sobre una película, y le entrega un porcentaje (de 60% hacia arriba son consideradas buenas) resumiendo las impresiones. La crítica fue particularmente dura con las superproducciones de la temporada, lo que influyó en el boca en boca.
Hoy queda sólo un puñado más de cintas de alto presupuesto a estrenarse este año. Si la taquilla global llega a a repetir la cifra récord de recaudación de 2016 -cerca de US$ 39 mil millones-, depende de China, mercado que ha salvado a Hollywood en más de una ocasión. Pero este año la realidad podría ser distinta: el país asiático ha priorizado una película nacional, Wolf Warrior 2, que lleva más de US$ 800 millones de dólares.