"Este disco lo hicimos para nosotros", dice Thomas Mars, vocalista de Phoenix, sobre Ti amo, el álbum que estrenaron hace tres meses. Y lo que puede parecer una frase vacía es en realidad una aclaración necesaria, porque el último lanzamiento del cuarteto de Versalles, además de algunas de sus mejores canciones desde el multi-premiado Wolfgang Amadeus Phoenix (2009), ha traído consigo lecturas opuestas. Para algunos, se trata de una obra escapista, un romántico homenaje a la cultura pop y la música disco de Italia, grabado mientras su propio país vivía días trágicos y convulsionados. Para otros, la "dolce vita" con la que fantasea el grupo en canciones como la que da nombre al LP, con veranos de "prosecco", "gelato" y festivales de San Remo, esconde en realidad un acto de resistencia al estado de las cosas en Europa.
"No es un mensaje o una declaración política", dice Mars sobre el álbum, cuya grabación, en un alejado estudio en el centro de Francia, coincidió con los violentos ataques terroristas que sacudieron a su capital en 2015. "Fue más bien una reacción natural al ambiente en el que estábamos, donde no había nadie más. Creo que es lógico que cuando estás encerrado en el estudio éste se empieza a llenar de energía, de ansiedad y de alguna forma la música que surge resulta algo totalmente opuesto a lo que hay afuera, en este caso, algo muy naive, lleno de vida, hedonista incluso", agrega el músico de 40 años, casado desde 2011 con la cineasta Sofia Coppola.
Con este último disco, que los trajo de vuelta a los escenarios después de tres años, el grupo más destacado de la escena del pop rock francés de la última década iniciará en noviembre una nueva gira por festivales sudamericanos, recorrido que el sábado 11 los tendrá encabezando el evento capitalino Fauna Primavera. Un salto comparativo desde su debut en Espacio Riesco hace una década. "¿Fue ese el show en que había grupos y estaba Chris Cornell, no?", pregunta acertadamente el vocalista, para luego aclarar, amable pero esquivando cualquier anécdota lacrimógena, que esa vez fue la única en que se topó con el fallecido cantante de Seattle y que "no crecí escuchando Soundgarden".
Sobre su reencuentro con la audiencia chilena sí tiene más para explayarse: "Es increíble, es un público que nos gustaría tener en todas partes. La gente se sabe todas las canciones y pese al idioma parece entender el espíritu de tu música, lo que es muy gratificante para nosotros. Es difícil mantener el misterio de los shows porque con YouTube cada festival en el que tocas está online, pero siempre tenemos ideas para intentar hacer las cosas de otra manera y mostrar cosas nuevas, sobre todo cuando vamos a Chile y a Sudamérica en general, donde hay una vibra muy alta, muy eufórica. Viajas desde tan lejos que cuando llegas sabes que tienes que hacer algo único, porque probablemente pasarán tres o cuatro años antes de que vuelvas".
-Después de seis discos, de ganar un Grammy, del reconocimiento internacional, ¿se sienten un grupo muy distinto a ese que se vio en Chile en 2007?
-No sé si lo veo como algo totalmente diferente. Cuando estás en una banda como esta no lo sientes como algo tan distinto porque estás en un grupo de amigos. Puede que tu vida haya cambiado, tus intereses, tu música, pero al mismo tiempo tienes que ser fiel a quién eres realmente porque si no, de alguna forma, tus compañeros terminarán llevándote de vuelta a la realidad.
-¿Cómo definiría el presente de la banda, de vuelta en las pistas luego de tres años?
-Nuestro objetivo es hacer todo lo que podamos hacer pero siempre mirando hacia adelante, artísticamente hablando. Cada disco lo pensamos como si fuera el primero y lo único que tenemos claro es que no queremos repetir lo ya hecho. Por lo mismo, cuando empezamos una gira, buscamos que las canciones nuevas tomen el control del show y hagan que nuestros temas antiguos se sientan como nuevos también, que todo suene contemporáneo, porque no queremos ser una banda de grandes éxitos. Recién cuando tenemos esa sensación decidimos que estamos listos para emprender cada gira.
-La cultura italiana está muy presente en el grupo, y además de su señora dos integrantes (Laurent Brancowitz y Christian Mazzalai) son de padres italianos. ¿Esas fueron las fuentes de inspiración para Ti amo?
-Cuando hacemos un disco usualmente nos enfocamos en la química entre nosotros cuatro. Es como una sesión de psicoterapia, no tenemos nada demasiado definido sólo somos los cuatro encerrados en una pieza, tratando de ir registrando todo lo que va saliendo de nuestro trabajo conjunto. Es un proceso en el que no hay mucho de reflexión ni de evaluación, pero cuando terminamos y vemos hacia atrás por lo general nos damos cuenta que había algo ahí esperando salir, tal como durante una terapia psicológica. En este caso fue una especie de fantasía con Italia, como una idealización de Italia que todos compartíamos.
-Este ha sido un año especialmente prolífico para la banda: además del último álbum hicieron la banda sonora de la última película de Sofia Coppola. ¿Les acomoda ese trabajo paralelo en diversos frentes?
-Nunca hemos trabajado realmente cuando estamos en tour, pero ahora que viajar es parte de nuestras vidas tal vez debamos integrar algunas cosas durante las giras y ver la forma de hacerlo funcionar. Esta vez trabajamos en el soundtrack de la película de Sofia Coppola (El seductor) al mismo tiempo que grabábamos nuestro disco, y aunque usualmente soy de la idea de que uno no es capaz de meterse en algo si no se está enfocado, esta vez realmente disfrutamos hacer dos cosas al mismo tiempo, así que creo que lo intentaremos nuevamente. De todas formas, al disco le queda todavía mucho para terminar de florecer y cuando su ciclo vital termine y sintamos que ya mostramos todas sus versiones y referencias visuales, pasaremos a otra cosa.