De la mezcla de lo político con lo íntimo, de la impronta de la "gran" historia sobre las pequeñas historias, de África, los africanos y los "afropeos" (europeos de padres africanos) se ocupa la literatura de Léonora Miano. Nacida en 1973 en Camerún, Miano llegó a los 18 años a Francia para cursar sus estudios universitarios. Hasta hoy ha escrito novelas, cuentos y obras de teatro.

Su primera novela, El interior de la noche (2005), sobre el regreso de una mujer educada en Francia a su aldea natal africana, inició una trilogía junto a Contours du jour qui vient (2006) y Les aubes écarlates (2008), todas premiadas. Su séptima novela, La estación de la sombra, ganó en 2013 el Premio Femina: relata el comienzo de la trata de negros en el continente africano en el siglo XVIII, desde la perspectiva de sus víctimas en un pueblo.

Miano estará este sábado en el Festival Puerto de Ideas junto al antropólogo Andrea Staid, el analista político Gilles Kepel y el filósofo Martín Hopenhayn. Luego, el domingo, conversará con Rafael Gumucio.

-¿ Por qué se llama a sí misma "subsahariana" y no "africana"?

- Por varias razones. La primera es que el nombre dado a nuestro continente es colonial y no transmite las aspiraciones profundas de sus poblaciones. Además, el término "africano" se refiere a toda la gente, ya se trate de afrikaners o de magrebíes, lo que no permite restituir las peculiaridades de la experiencia subsahariana.

- ¿Hay mayor xenofobia en Francia desde que llegó?

- La xenofobia siempre ha estado presente, al igual que el racismo. Ellos simplemente se expresan de una manera más libre, más asumida. Es el caso en todo el mundo.

- ¿Por qué en sus primeras novelas usó un país imaginario como "Mboasu"?

- En primer lugar, para no estigmatizar a la población de un país subsahariano, ya que mi primera novela puso en escena hechos de gran violencia que no quería ver atribuidos a una sola sociedad. En seguida, porque la creación de un espacio ficcional me permite abolir las fronteras coloniales y trabajar en un vasto espacio cultural, mutilado por la ruta colonial. Y, por último, porque soy panafricanista y quiero una reconfiguración del espacio subsahariano, de acuerdo con este proyecto.

- En La estación de la sombra nunca se pronuncia la palabra "esclavitud"...

- El término "trata de esclavos" no es correcto porque sugiere que los individuos deportados a las Américas eran todos de condición servil y, por otro lado, que se trataba principalmente de un comercio. Prefiriendo que el crimen sea nombrado de acuerdo a la experiencia de las víctimas, utilizo el término "deportación transatlántica" de subsaharianos. La esclavitud colonial no se menciona en La estación de la sombra porque no es el tema de esa novela. Me correspondía a mí trabajar sobre el desarraigo, la pérdida y destacar la figura de las familias cuyos miembros fueron secuestrados.

- ¿Es una novela histórica?

- El texto está escrito según el punto de vista de sus protagonistas principales, para quienes la noción de siglo no era pertinente. No hay datación. Es un memorial literario.