No existe antecedente, al menos no en las últimas décadas, de un género que haya dominado sin contrapeso el mundo del cancionero latino. El informe más reciente de Spotify, la plataforma más popular de escucha digital, viene a confirmar lo que ha sido la tendencia más visible y creciente del último tiempo. Que el ritmo urbano, antes llamado reggaetón y con todas sus variantes, es el estilo predominante entre el mundo popular.
Los titulares se inclinaron por lo más meritorio para nuestra realidad local y que tiene que ver con el gran desempeño que tuvo Mon Laferte durante 2017 en la plataforma antes mencionada. Sin embargo, el resumen más general da cuenta del monopolio urbano que también se ha visto en otros espacios: a través de los nominados y ganadores de los Grammys latinos; la parrilla de la ultima Teletón e incluso los confirmados para el próximo Festival de Viña, evento que ha tenido 28 shows del género desde 2006 hasta la fecha.
Respecto de lo visto en el cierre de la más reciente jornada solidaria no hay dudas sobre lo que hoy tiene mayor arrastre. De los 16 números que subieron al escenario montado en el Estadio Nacional, diez fueron de música urbana. El estilo en cuestión también ha terminado domesticando a los viejos baladistas o pachangueros del rubro. Prácticamente no existe cantante del mundo latino que no haya sido protagonista de algún featuring con algún reggateonero de moda. Incluso a través de vertientes más recientes, como el trap, ya se advierte en nombres que más temprano que tarde van a terminar también ingresando a las listas de festivales grandes o a espacios que antes sólo estaban destinados para las estrellas del pop.
Y quizás ahí esta el verdadero dilema del asunto: esos viejos nichos palidecen frente a lo que hoy reina en el mundo latino. Porque, seamos francos, difícilmente lo urbano califique en las listas de lo mejor de la temporada, pero cuenta con tal apoyo popular que su presencia revive incluso esa vieja discusión entre la calidad artística versus el éxito masivo. La imagen más simbólica en ese sentido fue la de Manuel García en la última Teletón, responsable de un espectáculo de alto vuelo, pero que terminó siendo una rareza, una excepción, una curiosidad en el contexto de una velada en que Sebastián Yatra, Joey Montana, Zion & Lennox y otros con menos repertorio se llevaron la mayor cantidad de aplausos.
En Viña 2018 es probable que pase lo mismo, porque lo sabe cualquiera que haya ido al certamen durante los últimos 12 años donde lo urbano ha tenido presencia ininterrumpida: que los números del reggaetón, y que hoy son noches completas de reggaetón, son lejos las más convocantes, las que se venden más rápido y las que generan un nivel de fervor que antes, y en ese mismo viejo entablado, eran propiedad exclusiva de lo que hace ya muchos años se conocía como la música latina.