Desde que se destapó el caso de acosos, abusos e, incluso, violaciones cometidos por el productor estadounidense Harvey Weinstein, un velo negro cubrió la escena hollywoodense. No sólo por él: tras las denuncias en su contra, otros -Kevin Spacey, Steven Seagal y un largo etcétera- cayeron con acusaciones similares.
En repudio, será ese mismo color negro el que mañana vestirán un centenar de actrices en los Globos de Oro, que apoyan la campaña Time's up, iniciativa que busca promover las denuncias de este tipo.
El gesto fue aplaudido por muchos, pero otros, como la actriz Rose McGowan, lo cuestionaron duramente. Los dardos, esta vez, apuntaron a Meryl Streep y su supuesta amistad con Weinstein.
"Actrices como ella, que trabajó felizmente para ese cerdo monstruoso, vestirán de negro (...) en una protesta silenciosa. Tu silencio es el problema", escribió en Twitter en diciembre McGowan, una de las primeras en acusar de abusos al productor: "Aceptarán un premio falso sin aliento y no harán un cambio real. Desprecio su hipocresía", agregó poco antes de borrar la publicación.
Streep, nominada al galardón como Mejor Actriz por su papel en The Post, contestó a través de una carta en The Washington Post, donde apuntaba: "No fui deliberadamente silenciosa. No lo sabía. No aprobé tácitamente la violación. Nunca en mi vida he sido invitada a su habitación de hotel. El me necesitaba a mí mucho más de lo que yo lo necesitaba a él, y se aseguró de que yo no lo supiera".
Sus palabras, no obstante, han sido para muchos, dudosas: la actriz ha trabajado en más de una ocasión con el productor y en 2012, cuando recibió un Globo de Oro por interpretar a Margaret Thatcher en The Iron Lady, manifestó: "Solo quiero agradecer a mi agente Kevin Huvane y a Dios, Harvey Weinstein". Además, cuando se conocieron las denuncias, demoró en reaccionar.
Así, pese a su defensa -y a que hace poco volvió a referirse al abuso de Dustin Hoffman en su contra, en una audición de 1979-, a los días aparecieron afiches en las calles de Los Angeles, donde aparece junto a Weinstein y una franja roja tapando sus ojos que reza "She knew".
Molesta por la campaña, la triple ganadora del Oscar se defendió en The New York Times: "Me enteré de todo un viernes y me encerré profundamente en mi vida, hasta que alguien me dijo que estaban reaccionando porque yo no había respondido sobre el tema. No tengo Twitter y no tengo Facebook, y realmente tenía que pensar. Lo que pasó subrayó cuán diabólico y desdoblado (Harvey) es como persona".
El presente de la actriz es absolutamente opuesto al que atravesaba hace un año, cuando en la misma ceremonia habló de lo que representaría echar de EEUU a los extranjeros y lo peligroso que era que una autoridad usara su poder para burlarse de otros, en referencia al todavía candidato Donald Trump.
Entonces recibió una ovación. Ahora, mientras su reputación cae, vuelve a dirigir la atención hacia él: "No quiero escuchar sobre mi silencio, quiero escuchar sobre el silencio de Melania, que tiene muchas cosas valiosas para decir, como Ivanka", en relación a las acciones de Trump .