Lollapalooza: Golborne se sumó a la euforia del escenario chileno

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El ex ministro llegó a vitorear a su hijo, quien toca en el grupo Fuglar.


Una de la tarde en punto, un poco más de cincuenta personas -en su mayoría escolares, y entre ellos, un Laurence Golborne de camisa holgada, pantalón cómodo y zapatillas todo terreno. No es que el ex ministro haya cambiado la corbata por la corona de flores: su hijo, Christian, fue uno de los encargados de abrir el escenario Lotus, bajo un fuerte sol. Cuarenta y cinco minutos tuvo Fuglar para rendir su primera prueba masiva, que entre amigos eufóricos que saltaron canciones como "Magia" y "Hasta Pronto", y padres orgullosos que no dejaron de grabar, la banda calentó los motores a punta de estética Imagine Dragons y Coldplay.

"Impresionante", es como describe el proceso el político. "No nos contó nada hasta que ya era una realidad. Nos pusimos muy felices porque él, gracias a su entusiasmo y perseverancia, logró contactar a los productores, mostrar su música y conseguir esta oportunidad. Lo pasamos estupendo", remató el padre.

Ello coincidió con las más de cien personas que terminaron de albergar al primer show del escenario enfocado en los sonidos chilenos, que por primera vez salió de La Cúpula y tocó pasto tal como la plana media y alta del cartel.

Cordillera, el proyecto de Carlos Cabeza y Ángelo Pierattini, trasladaron la onda del pop radial a la experimentación, para dejar en alto al público listo para el dub garage de The Ganjas. Y como el mismo Golborne, un buen grueso de asistentes quedaron preparados para vibrar con la parte de la historia de música chilena que significa Sinergia y De Kiruza, los encargados de cerrar la primera de tres jornadas del escenario nacional.

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