"¡Hola hueones!", grita Anderson .Paak un poco después de que saliera su banda y al rato, saliera él. El público que ya estaba calentando motores hace unos minutos se despega de inmediato del suelo. Paak no da un segundo de descanso y comienza a guiar el esperado show con energéticos y kilométricos saltos.
La sonrisa no cabe en su cara. No solo por la respuesta del público, sino también porque ama lo que hace. Lo pasa extremadamente bien arriba del escenario. Salta de un lado a otro mientras ríe, hace el baile del caño con el micrófono, se mueve a un ritmo muy latino para ser californiano. Quién lo viera hace casi una década atrás en la pobreza absoluta y sin un lugar donde caer muerto (en algún momento llegó a ser indigente) no creería que hoy está tocando con sus mejores amigos en un festival, y con un talento desbordante.
Lejos de quedarse solo en el rap, él y The Free Nationals, la banda que lo acompaña en sus giras, hacen maravillas con el funk, R&B, Soul, Jazz y ahora último también con el pop más alternativo en "Til It's Over". Es un single de un álbum que aún no se lanza y que tiene un video muy original dirigido por Spike Jonze y protagonizado por la cantautora y bailarina FKA Twigs. Muy distinto a todo lo que está acostumbrado, es un desafío tocarla en vivo, pero lo hace y lo hace bien. En esa experimentación constante también encuentra la aprobación de sus seguidores.
Anderson Paak es cantante, rapero, productor, compositor y además toca la batería. Cuando cumple todos esos roles al mismo tiempo en el escenario de Lollapalooza, el público sabe que está en presencia de un músico excepcional. Los últimos tres cuartos del concierto los pasa tocando la batería sin parar mientras canta y rapea sus temas. Solo se descoordina en un momento y pide perdón entre risas. Todos se ríen con él. Esa sonrisa generalizada en el ambiente nunca se desvanece en el show.
Hay sonrisas inclusive cuando, entre saltos propios del Hip hop o bailes sensuales, Paak está interpretando las canciones de su último álbum de estudio Malibú (2016), un trabajo que no solo tiene matices musicales, también tiene matices de su historia. Habla de los pasajes de su vida y su viaje personal que no ha sido nada fácil. Y son los causantes de la particular sensibilidad musical que tiene Anderson .Paak a la hora de componer. La pincelada precisa de emotividad en la fiesta que fue su presentación.
Pero al final de cuentas, lo que queda en el público cuando se acaba todo sobre el escenario, son las ganas incontenibles de mover la cabeza y los pies al ritmo del groove natural de Anderson .Paak. Al igual que la sonrisa constante en la cara del rapero, es algo que nadie puede evitar.