"Levanta la mano si crees que la música nos une", preguntaba Camila Cabello al público de Lollapalooza en el cierre del segundo día de festival, después de hacer un llamado para terminar con las diferencias culturales, raciales, de preferencia sexual o religión que dividen a las personas. En el público, uno de sus seguidores alzaba la bandera LGBT mientras miraba emocionado el espectáculo de la artista de 21 años.
Solo bastaron 50 minutos para que la cantante de ascendencia cubana y mexicana encantara a sus seguidores, muchos quienes la siguen de la época en la que participó en Fifth Harmony. El resto posiblemente se unió al fanatismo hace un par de meses, cuando Cabello publicó su primer disco solista, Camila.
En el escenario, la joven entregó un derroche de talento en distintos frentes. Su grupo de baile la acompañó con elaboradas coreografías e incluso hubo un break dedicado exclusivamente a la danza. La banda en vivo fue protagonista durante la mayoría del show, con un sonido de gran calidad. Finalmente. su talento vocal fue el plato fuerte, que se demostró en las interpretaciones de "All these years", "Real friends" e "In the dark".
Aunque Camila puede ser catalogada por los críticos de música como pop adolescente, su sonido y composiciones muestran gran madurez. Esto no solo se ve a través de sus letras, sino también mediante la experimentación con los sonidos latinoamericanos presentes en el disco.
El show fue retrasado por más de una hora, pero eso no fue impedimento para nadie de disfrutar a una de las mejores exponentes del pop en esta edición de Lollapalooza. En perfecto español Cabello conversó con sus seguidores y, como guinda de la torta para ellos, la cantante prometió que volvería a nuestro país durante la realización del tour "Never be the same".