"Cuando a un niño que habita en un barrio marginal de cualquier urbe latinoamericana le proporcionas un instrumento musical, le estás dando un arma para salir de la pobreza", solía decir José Antonio Abreu. Conmovido por los alarmantes índices de pobreza infantil de su país, el músico, compositor y educador venezolano, quien nació en la ciudad de Valera, en 1939 y falleció en marzo pasado en Caracas, a la edad de 78 años, entró tardíamente a estudiar Economía para cumplir un sueño de toda la vida: levantar un modelo de educación musical que revolucionara el mundo.
Bajo el lema "Aprender tocando", en 1975 y junto a otros nueve músicos, Abreu fundó el Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela, cuyo Coro y la Orquesta Simón Bolívar, creados bajo su alero, hoy pueden jactarse de prestigio y ejemplaridad a nivel internacional, con réplicas en más de 40 países. Hoy, sobre 400 mil niños y jóvenes pertenecen al Sistema, y el 75% de ellos aún se encuentra por debajo de los índices de pobreza de Venezuela.
"Quien hace práctica orquestal empieza a vivir en el ejercicio de la concertación, de la interdependencia, del equipo. Cada uno es responsable de los demás y los demás son responsables de uno", dijo el ya fallecido Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008 en el documental Tocar y luchar, que le siguió los pasos a su vida y obra en la dirección de Alberto Arbelo, estrenado en 2006.
A casi dos meses de su partida, la herencia de Abreu sigue fresca: los directores Eduardo Marturet (1953), hoy al frente de la Sinfónica de Miami, y Christian Vásquez (1984), director de la Orquesta Sinfónica Teresa Carreño y la Filarmónica de Stavanger (Noruega), son dos de sus discípulos. Y ahora, acaso el más famoso de ellos, Gustavo Dudamel, primera batuta de la prestigiosa Filarmónica de Los Ángeles -donde trabaja junto al chileno Paolo Bortolameolli- y la Orquesta Simón Bolívar, volverá al país tras presentarse en marzo pasado, en el Municipal de Santiago, con A mi maestro: dos conciertos que lo tendrán al frente de casi 90 músicos, en homenaje a su mentor, los próximos 28 y 29 de junio, en el Teatro CorpArtes. Evento organizado por la Orquesta Simón Bolívar y Fundación CorpArtes.
De puño y letra
"Mi corazón está abrumado. Me viene a la cabeza un haiku de Jorge Luis Borges que corona la Academia de Santa Cecilia, en Roma: 'Callan las cuerdas, la música sabía lo que yo siento'", escribió Dudamel (1981) en marzo pasado para el periódico español El País, a pocas horas de conocerse el deceso de su maestro. "José Antonio Abreu fue para mí una inspiración, un artista, un amigo, un padre, un maestro. Me regaló los arcanos de la música con la misma vehemencia con que me enseñó que el derecho a la belleza es inalienable; me aproximó a los clásicos universales con la misma pasión con que me acercó a mis raíces. Lo que soy se lo debo a su generosidad, a su humanidad y a su visión", agregó.
Ex alumno suyo en el Sistema de Orquestas e influenciado por sus ideas, el director de 37 años -ganador del Grammy en 2012 y quien fue calificado como "un genio musical" por la revista National Geographic- creó la fundación que lleva su nombre y cuyo objetivo es ampliar la oportunidad de experimentar la música a la mayor cantidad de niños.
"Siguiendo esas ideas inculcadas por el maestro Abreu, Gustavo Dudamel ha decidido invitar a 90 músicos de cinco orquestas distintas", explica la directora ejecutiva de la Fundación CorpArtes, Francisca Florenzano. Unos 50 de ellos provendrán de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI), dirigida por Alejandra Kantor, y el resto será una selección de varias de las agrupaciones que han sido conducidas por la batuta de Dudamel: las filarmónicas de Viena, Berlín y, desde luego, Los Angeles, además de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela.
"El mismo está extendiendo esas invitaciones, y esperamos que el listado definitivo esté dentro de poco. Pero sí está siendo escrito por su puño y letra", revela Florenzano. "Hacía tiempo veníamos en conversaciones con Gustavo por la admiración y respeto que como Fundación CorpArtes sentimos por su trabajo, pero dada su apretada agenda, esperamos el momento adecuado para tenderle esta invitación. Y afortunadamente se dio, y surgió de una iniciativa muy suya además, pues el homenaje y el corazón que están detrás de estos conciertos están en él, por la triste pérdida del maestro Abreu", añade.
Las conversaciones, sin embargo, se retomaron recién a comienzos de abril pasado, cuenta la antropóloga, cuando viajó hasta Los Angeles para el estreno de la puesta en escena de La canción de la Tierra de Gustav Mahler, en la que Dudamel dirigió a la compañía chilena TeatroCinema (ex La Troppa).
"Será una experiencia única, a mi parecer, primero porque los dos conciertos tienen un sentido especial para él, pero también por que se estarán presentando en Chile y además en CorpArtes", señala la directora. La llegada de Dudamel, agendada para él último fin de semana de junio, lo tendrá desde el lunes 25, a primera hora, con ensayos de hasta dos o tres jornadas junto a los casi 90 músicos que lo acompañarán sobre el escenario.
El programa de ambos conciertos, explica Florenzano, "está siendo evaluado según las capacidades de CorpArtes, pero siempre y muy de la mano de los favoritos del maestro Abreu", dice y adelanta que se interpretarán, por ejemplo, la Sinfonía N° 7 de Beethoven como la Sinfonía N° 4 de Tchaikovsky.