El dúo británico Groove Armada y los DJs Paul Oakenfold y Hernán Cattáneo fueron los encargados de animar la fiesta en Espacio Riesco, en noviembre de 2004 y ante 12 mil asistentes, en el primer desembarco local de Creamfields, una de las más populares franquicias de la música electrónica en vivo a nivel global. Desde entonces, la edición chilena del evento nacido en Inglaterra ha ido construyendo su propia historia, de la mano del auge del género en el mundo y gracias a una propuesta capaz de adaptarse a los cambios de la industria y de ir renovando su audiencia.
A 14 años de estreno en Santiago, el festival trabaja en una edición número 15 que promete combinar la esencia de sus inicios con aquellas innovaciones que le han permitido ser la sede más duradera que ha encontrado la cita en Sudamérica (y la única que se realiza actualmente en la región). Así, según adelanta la productora Street Machine, encargada de importar la marca en Chile, este 17 de noviembre Creamfields vuelve al Club Hípico, el mismo recinto de sus dos últimas versiones, nuevamente con una programación en formato diurno y pensada para un público más amplio, apostando esta vez por la diversidad musical y con más de 50 artistas nacionales y extranjeros repartidos en cinco escenarios, en el que será su cartel más numeroso a la fecha.
Si bien los protagonistas de esta próxima versión serán revelados en las próximas semanas, sus organizadores destacan la apertura que Creamfields hará hacia otros estilos, siempre con la electrónica como eje principal pero incluyendo propuestas más cercanas al pop y al género urbano, como el trap. Una intención que ya se había deslizado en el evento de noviembre pasado, con la inclusión de artistas como el rapero británico Tinie Tempah, y que esta vez pretenden potenciar en busca de un alcance aún más masivo.
En ese sentido, siguiendo la tónica que la cita ha mostrado desde su debut en el Club Hípico en 2016 -cambio que además elevó su audiencia anual hasta los 30 mil asistentes-, los realizadores del espectáculo apuntan a un evento que se despegue de la etiqueta de "sólo para entendidos del género", y que consiga convocar a un público más transversal e incluso familiar. De ahí la idea de realizar el encuentro de este año un día sábado, aunque esta vez subiendo por primera vez a diez horas de música ininterrumpidas (desde las 15.00 hasta las 23.00 horas) y con mayor diversidad en cuanto a atracciones extramusicales, como sus shows pirotécnicos y juegos mecánicos.
Las entradas para Creamfields Chile 2018, en tanto, estarán disponibles a través de Puntoticket a partir del 1 de junio, día en que partirá la preventa de boletos. Los precios serán dados a conocer en los próximos días