Para ser un servicio que ha instaurado una nueva forma de ver televisión, Netflix ha ido progresivamente tratando de incorporar y a veces imitar formatos propios de la TV lineal. Algunos han resultado exitosos, por ejemplo, su incursión reciente en la telerrealidad. Programas de competencia física como Ultimate beastmaster, hasta otros de moda y de cocina, como La intención es lo que cuenta han tenido buenos resultados, generado conversación y han sido renovados para nuevas temporadas.
En otros casos, el camino ha sido más difícil: los formatos late y talk show, muy propios de la televisión norteamericana (donde casi siempre está a cargo de un comediante), debido a que su contenido se basa fuertemente en la contingencia diaria, han tenido una adaptación más lenta en la plataforma de streaming.
En 2016, Netflix estrenó su primer intento de abordar el formato con Chelsea, late show conducido por la comediante Chelsea Handler. Pero tras sus dos ciclos al aire, el espacio no se afirmó nunca, con una recepción negativa por parte de la crítica y sin marcar ningún tipo de pauta en el género, y fue cancelado tras su temporada del año pasado.
Pero lejos de rendirse, este año la plataforma redobló su apuesta por programas que mezclen comedia, conversación y contingencia. Espacios que, a diferencia de la tradición de la plataforma, son semanales, al igual que sus contrapartes de la televisión tradicional, y en algunos casos incluso se toman más tiempos entre episodios.
Y para comenzar su nueva etapa dentro del mundo de los talk shows, Netflix apostó por un peso pesado, logrando el regreso de David Letterman a la pantalla chica. El comediante, uno de los reyes del formato y también considerado como uno de los humoristas más influyentes de todos los tiempos, se había retirado en 2015, tras 33 años como anfitrión de programas de trasnoche. Pero en enero, a través del servicio del streaming, reinventó su especialidad con No necesitan presentación, espacio mensual en el que cada entrega de una hora tiene un invitado estelar a quien entrevista a fondo, además de tener un segmento tipo reportaje en donde aborda algún tema relacionado con su invitado de turno. En estos meses, el programa ha estrenado episodios centrados en el expresidente Barack Obama, el actor George Clooney, la activista Malala Yousafzai, el rapero Jay-Z y la comediante Tina Fey. Hoy se estrena el último capítulo de la temporada, con el presentador radial Howard Stern. Si bien Letterman no puede evitar ser gracioso, la comedia toma un segundo plano en el programa, más enfocado en las habilidades de su presentador al momento de conversar.
El pasado domingo, se estrenó también la más reciente apuesta del género en Netflix; The Break, que se estrena semanalmente a cargo de la comediante Michelle Wolf, una de las humoristas jóvenes más ácidas de Estados Unidos. Con pasos en los últimos años por Late Night, de Seth Meyers y el Daily Show de Comedy Central, Wolf es conocida por su irreverente estilo de humor político y social. Meyers recientemente dijo, medio en broma, medio en serio, "no he visto a nadie ser más mala que ella. Me causaba terror, y eso que yo era su jefe". Con el espacio, Netflix no sólo le abre terreno a una comediante mujer en un formato dominado por hombres, sino que también derechamente le levantó a los formatos tradicionales uno de sus rostros más prometedores.
Wolf no es el único caso: el próximo talk show que estrenará la plataforma, aún sin fecha, estará a cargo de Hasan Minhaj, otro comediante a quien Netflix contrató tras un destacado paso por el Daily Show. Será el primer anfitrión de ascendencia india que tendrá el formato. Apuestas que de paso abren un nuevo foco de enfrentamiento por la audiencia entre Netflix y los canales de televisión.