Horacio Blanco y Danel Sarmiento, voz y batería de la banda de ska Desorden Público, caminan por la Av. Nueva Providencia firmando autógrafos de manera inesperada. Sus paisanos los reconocen. Caen en cuenta de que llevan 100 días fuera de Venezuela. No asistieron a las elecciones presidenciales del pasado domingo. "Para nadie fue una sorpresa el resultado de ese acto que se vivió en Venezuela, estamos convencidos de la necesidad de un proceso de renovación, limpieza, revisión ética en el manejo del poder y éste, obviamente, no era ese momento. Ni siquiera podía entenderse como una coyuntura. Esto es una continuación dentro de ese espiral demoníaco, dentro de esa malignidad. Esto es un pretexto que usan como una suerte de acto de legitimación masturbatorio", reflexiona el vocalista.
Desorden Público llega para promocionar Bailando sobre las ruinas, un álbum en el que retratan a esa Venezuela golpeada e invocan una declaración optimista de construcción y aguante. "Esa metáfora de bailar sobre la ruina contrapone dos visiones: por un lado la del baile, con la espontaneidad, buena vibra alegría y vida que implica bailar. En del otro lado lo ruinoso, lo destruido y que está cercano a la muerte. Es el triunfo de la vida sobre la muerte con todo lo que eso implica para los venezolanos hoy en día. Muertes reales y simbólicas".
Prevalece la esperanza, la búsqueda, la reconciliación interna. El orgullo cultural se profundiza entre la sátira, el humor y la diatriba, ambientados dentro de la zona ska, reggae, mestizaje, rock latino y el desarrollo de sonidos distorsionados ."Nuestra aportación más interesante es la que hagamos desde nuestro nicho como creadores, poetas, músicos. Quizás seamos una parte del soundtrack del momento que vive Venezuela. Nuestra nación, entendiéndola como cultura y no como chauvinismo, está en un proceso de reencuentro, reinserción en el momento histórico global y mucho de eso está ocurriendo fuera de la frontera".
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Desorden Público.[/caption]
"Conviértete en el cambio que tú aspiras…y te vere bailando sobre las ruinas", es una de las tantas frases que se cuelan en las canciones que forman parte de la cultura pop combatiente del venezolano que ha crecido durante los 33 años de carrera musical de Desorden Público. "Yo quisiera que los políticos fueran paralíticos" es la emblemática. "Allá afuera los revólveres no respetan, plomo revienta y nadie se alarma más de la cuenta", dan cuenta de una serie de mensajes que no expiran ante la descomposición política y social de Venezuela. Es como si esas canciones se hicieran con una premonición poética. "No lo veo así. Nos hemos nutrido mucho de la sensibilidad plural del país. Se trata de un nosotros muy grande. Hemos visto las realidades y quizás por eso haya tanta conexión, tanta raigambre con esas letras grabadas en otros momentos. Quizás esa sabiduría que se traduce en poesía no es nuestra, es de la gente que así lo vio. Nosotros lo convertimos en versos octosílavos".
El próximo 02 de Junio Desorden Público se estarán presentando junto a Los Amigos Invisibles en el Teatro La Cúpula, un evento que han bautizado como Amigos Desordenados, una suerte de festival donde también habrá comida y bebidas típicas venezolanas. "Supongo que algún momento pasarán cosas en el escenario que nos llevarán a unos para acá y a otros para allá". Han pasado más de 15 años para que ambas bandas se junten un concierto que marca un hito musical. Su conglomerado de sonidos caribeños llega al sur como una metáfora del recibimiento que Chile le da a Venezuela. "Admiro mucho a Los Amigos Invisible. Han tenido una visión muy avanzada en términos de internacionalización. La hicieron de la mejor manera, mejor que ninguna de nuestras otras bandas contemporáneas".
Desorden Público ha sido de las pocas bandas que sigue en Venezuela. "Somos víctimas del nomadismo", cuenta Horacio, usando la frase que le dijo el comediante Emilio Lovera por mensaje de texto. "El arte venezolano tiene ese gran reto, cómo poder sobrevivir de manera itinerante. Somos pequeñas caravanas de juglares repartiendo un poco de alegría y un poco de nostalgia, globalización y venezolanidad por el mundo". Aún así prevalece el optimismo.
Por estos días han estrenados los temas "Panamezuelas" junto con Los Rabanes de Panamá y "Tremendo Desorden" con los mexicanos de La Tremanda Korte. "Estando de gira aprovechamos para hacer colaboraciones. Viene por una búsqueda de agradecimiento a esos sitios donde verdaderamente nos están dando la mano. Vienen muchas más colaboraciones a manera de singles promocionales", comenta Danel. En este momento somos parte de la diáspora, somos un proyecto cultural en el éxodo y esa sensibilidad de estar fuera, de no poder estar conectados con la tierrra está en todas las colaboraciones que hacemos", completa Horacio. De hecho los locales de Jhonny Olas estrenarán una canción con ellos próximamente en la que ya hicieron unas tomas con Horacio Blanco para el video promocional.
Y es que la música chilena no le es ajena a la banda. "Tienen muchísimo swing, en Venezuela ignorábamos la descomunal movida musical y cultural de este país. Más allá de Los Prisioneros o recientemente Mon Laferte, a quienes respetamos y aplaudimos, también está esa movida mestiza, cumbiera, manonegrosa que se gestó en Chile desde la segunda mitad de los noventas hasta ahor. Esa fusión de la raíz cumbiera latinoamericana con el tambor y el sentir chileno, con toda esa nostalgia que de algún modo tiene la cordillera andina, sumado al sabor del cono sur. Han mostrado muy bien las visiones de un país que también ha atravesado momentos complejos en términos de realidad nacional y divisiones. Además es muy sabroso cómo aquí en han rescatado al bolero, cómo las nuevas generaciones tienen una aproximaciones tan interesantes y a veces tan ácidas, hasta punk me atrevo a decir. Además de la cultura techno que es muy sabrosa. El reggae chileno ha dado muchísimo a latinoamérica: gondwana, Quique Neira, sin olvidar el hip hop de Blumer.
La conversación es oportuna para que Horacio y Danel suelten una anécdota interesante: "Nuestra historia con Los Prisioneros es anecdotariamente increible. Estábamos en el 1er Iberoamericano de Rock en Caracas, año 1991. Los Prisioneros tocaba dos noches. Fito Páez también coincidía ambas noches y el primer día hubo una discordia entre los músico de Fito y Los Prisioneros. Este impase hace que al siguiente día se juren una venganza y ¡Vaya locura! Fito Paéz confunde a nuestro guitarrista de entonces con uno de Los Prisioneros. Así que Fito llega a nuestro trailer/camerino en el backstage, toca la puerta y dice: "¡Te voy a romper la madre!". Cuando se da cuenta del error, nos reímos y abrazamos. Así comenzó nuestra relación con Los Prisioneros.