Enrique Ramírez: viaje, rito y muerte en el salar de Uyuni

unhombre

Tras su paso por la Bienal de Arte de Venecia 2017, su video instalación Un hombre que camina llega mañana al MAVI.


Sabía poco, demasiado poco quizás de esa ciudad llamada Béthune, al norte de Francia. Pero en 2011, cuando se le iba a declarar Capital Regional de la Cultura, el artista chileno Enrique Ramírez (1979), radicado en París desde 2006, fue invitado a desarrollar allí un proyecto sin pies forzados. Nunca había puesto un pie en ese poblado de no más de 25 mil habitantes, recuerda hoy, y solo entonces vino a enterarse de la existencia de Los Charitables, la cofradía activa más antigua del mundo.

"Se fundó en 1188, cuando una epidemia devastó la región y nadie quería enterrar a sus muertos. No son religiosos ni nada, y lo que hacen hasta hoy es acompañar ese último viaje de los cuerpos hasta su lugar de entierro", cuenta el artista, de paso por Santiago para la inauguración de Un hombre que camina, el video instalación que surgió tras esa invitación y que vio la luz el año pasado, para la Bienal de Arte de Venecia. El mismo registro se presentará por primera vez en Chile desde mañana y en una versión "ampliada", según cuenta, en el Museo de Artes Visuales (MAVI) del barrio Lastarria.

Del montaje original, que fue expuesto junto a la obra de otro chileno, Juan Downey (1940-1993), se conserva apenas el oscuro gabinete donde se proyectará el video, de aproximadamente 22 minutos. En él vemos a un hombre con una máscara de diablo, avanzando a paso lento por el salar de Uyuni, en Bolivia, a poco más de 4.200 kilómetros de altura, y cruzado por referencias a antiguos ritos fúnebres, a la colonización y la obra de Joseph Beuys.

"Intentando hacer un link con Latinoamérica, busqué un lugar en donde el cielo y la tierra fuesen un gran espejo, y ahí apareció la imagen del salar de Uyuni, donde los caminantes no dejan huella al pasar", explica el artista, quien tras estudiar música popular y cine en Chile, se dio a conocer en el extranjero con su película Brisas (2008), y luego, en 2014, al ganar el Premio Descubrimiento de los Amigos del Palais de Tokyo. Desde entonces, su trabajo ha sido expuesto en EEUU, México y Europa.

"Me interesó también la idea del carnaval y del rito, además de lo político, y la máscara de diablo tiene esas dos dimensiones: la muerte por un lado, y por el otro la guerra, la conquista y anticolonización, pues una de las historias que gira en torno a la máscara es que fue creada por los mineros del norte como una forma de ridiculizar y ahuyentar a los colonizadores", agrega.

El protagonista de Un hombre que camina es el chileno Francisco Cruz Choke, de unos 50 años, "un nortino que se la ha pasado gran parte de su vida caminando, como en el filme, y quien posee un estrecho vínculo con la muerte", comenta el artista, que además ha dispuesto en otra de las salas del MAVI una serie de fotografías de archivo del norte chileno, de los años 20, 30 y 40, así como su propio registro de la filmación del video.

"Hubo también una investigación musical, y hasta grabamos un disco que estará listo en unos meses", relata. Antes, Ramírez presentará parte de ese trabajo en el MAVI (el jueves 12), y en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos, en tanto, se podrá visitar una instalación sonora en el marco de la muestra Diáspora, desde el sábado 14.

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