"Había unos paneles en los que se han pintado cosas extrañas. Personas saliendo de una concha, otras que montan aves, hombres y mujeres, blancos y negros, haciendo todo tipo de actividades y poses", se lee en los diarios del sacerdote italiano Antonio De'Beatis de 1517 y en una de las primeras referencias escritas de El jardín de las delicias (1500-1505). Considerada la obra maestra del pintor holandés Jheronimus Bosch, el Bosco (1450-1516), el tríptico pintado al óleo sobre una tabla de 220 x 389 centímetros, es también una de las piezas más enigmáticas en la historia del arte.

Cerrado, muestra un globo terráqueo con el planeta dentro de una esfera, y abierto se divide en tres: en el panel izquierdo se recrea la creación del mundo, con Adán y Eva expulsados del Paraíso; el del centro retrata un falso Edén entregado al placer y la lujuria, y el de la derecha plasma de lleno el Infierno, con sus demonios y sombras. Desde 1939, la obra integra la colección permanente del Museo del Prado de Madrid, España.

Desde el fin de semana, sin embargo, el artista y su obra están al centro de una polémica local. En un video en Youtube, una mujer identificada como Carolina Gárate, quien a fines de 2017 ya había acusado al gobierno de "sucio y degenerado" al permitir que la secuela de Jumanji fuese calificada para Todo espectador, increpó esta vez al Ministerio de Educación por "homosexualizar a niños de tercero básico con uno de sus libros complementarios".

Detectives en el museo: Descubriendo misterios en la pintura, es el título del volumen encargado por el Museo Artequin de Viña del Mar en 2011 y editado por Bibliográfica Internacional. Escrito por Loreto Ledezma e ilustrado por Geraldine Escobar, traza un recorrido por la historia del arte universal de la mano de tres personajes: Roja, Azul y Amarilla. Al momento en que pasan por la sección Colores, en el siglo XV, se detienen precisamente en El jardín de las delicias antes de retomar la marcha, entre obras de Rubens, Goya y otros artistas.

En 2017, el Mineduc compró 250 mil copias del libro para incluirlo en su Catálogo de Textos Escolares, y en marzo pasado lo repartió gratuitamente a niños de tercero básico de escuelas municipales y subvencionadas. "Más con los temas de abuso, tener imágenes de arte con figuras humanas con flores introducidas en una parte íntima, no veo el aporte para los niños. ¿Esto es parte del material del Mineduc hecho por el Movilh?", comentó en Twitter Lucy Ana Avilés, la filántropa chilena que donó el avión Supertanker en 2017.

Pronto le llovieron las ironías: "Nada que ver, pero yo siempre interpreté que las flores SALÍAN de los cuerpos de El Bosco. Que era la manera en que el artista representaba que en El jardín de las delicias todo era perfecto y gozoso", apuntó el periodista y escritor Oscar Contardo. "Ojalá a mí me hubieran 'pervertido' viendo El jardín de las delicias de El Bosco, quizás la mejor pintura de toda la historia del arte", agregó el autor de Jardín, Pablo Simonetti, mientras que el periodista Daniel Matamala fue aun más allá: "Me cuentan que otro de los pérfidos activistas del @Movilh llamado Miguel Ángel expone la escultura de un hombre con los genitales al aire en Florencia. ¡Escándalo!".

La directora del Artequin de Viña del Mar, Macarena Ruiz, cuenta que el libro se hizo con el fin de acercar las artes visuales a los niños. "Habíamos detectado la falta y necesidad de libros de historia del arte en Chile, y generamos uno que, a partir de las reproducciones que tenemos en el museo, tocara aspectos de la vida como la guerra, la muerte, el amor y la religión", dice y añade que El jardín de las delicias suele ser usada por el museo como material educativo.

"Es vista por 40 mil niños cada año y nunca ninguno de ellos ni ningún adulto ha reparado en el mensaje de la obra desde una perspectiva sexual", explica la también doctora en Humanidades de la U. Carlos III de Madrid. "Al contrario, los niños ven un mundo fantástico y por eso nos llama la atención todo esto, pues además de ser una obra exhibida públicamente, no posee un trasfondo erótico sino un discurso moralizador", añade.

El artista y académico Pablo Chiuminatto, en tanto, cree que lo ocurrido es producto de la "inococlastía", dice. "Por una parte es la contrarreacción ante ciertas imágenes, y lo que me parece aún más potente, es que esta persona invoca esa corriente que ya tuvo su expresión en EEUU, con la polémica del intento del retiro de los cuadros de Balthus del MET de Nueva York, y que ha llevado a la destrucción de museos en Irak, Siria y El Líbano. Es interesante, porque sobre todo los niños de hoy no son imbéciles y es deber del Estado velar por que el contenido sea universal, y cualquier niño puede ir al Museo del Prado y ver el cuadro. Además, todos los materiales son guiados por el docente, entonces creo que solo se sigue infantilizando la infancia".

El director del MAC, Francisco Brugnoli, apunta la importancia de contextualizar la pieza: "Mostrar una obra sin su contexto, la limita a una lectura determinada por el recorte cultural de la actualidad de su comparecencia", dice. "A esto se suma que en este caso la información entregada en la publicación no resulta a mi juicio la adecuada. Sumados estos dos factores, favorecen reacciones que aparecen como inductoras de prejuicios que hacen aún más limitada su apreciación, dañando así gravemente la experiencia frente a una obra cumbre de la historia del arte".