Vio venir la pregunta, pero después de 20 años estaba lista para enfrentarla y sin evasivas. "¿Qué recuerdos guarda de su paso por Chile en 1998, cuando vino a rodar la película El entusiasmo junto a Ricardo Larraín?", escuchó atenta y sonriente la actriz española Maribel Verdú (47) en la conferencia de prensa que sostuvo ayer en la Cineteca Nacional. Con serenidad, la ganadora de dos premios Goya e invitada estelar a la 14° edición del Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic) bebió un sorbo más de agua antes de responder: "Entre otras cosas, lo que a mí me apetecía y por eso quería venir, era desquitarme de una no muy buena experiencia que tuve", contó.

Su cita con la prensa, en la que apareció junto a la directora de la Fundación CorpArtes, Francisca Florenzano, además de Carlos Núñez y Gabriela Aguilera, directores de Sanfic, se extendió por casi 40 minutos. Conocida por su participación en las cintas Belle époque (1992) de Fernando Trueba, Y tu mamá también (2001) del mexicano y ganador del Oscar Alfonso Cuarón, además de El laberinto del fauno (2006), dirigida por otro azteca y galardonado de la Academia, Guillermo del Toro, todas presentes en la retrospectiva que el mismo certamen le dedicó, la actriz madrileña volvió sobre el recuerdo de esas cinco semanas que pasó en el norte chileno.

"Cuando estás a 12 mil kilómetros de tu casa y no lo pasas bien, es algo que te fortalece mucho. Fue un rodaje duro, difícil, no me lo pusieron muy fácil. Podría decir que solo tengo buenos recuerdos de ese rodaje, pero no", señaló. Sí tuvo palabras para el director de La frontera, fallecido en 2016: "Ricardo fue fantástico. Un tipo muy cariñoso conmigo, y yo me llevé fantástico con él. El no tuvo nada que ver con esto. Ocurre que en el cine trabajan equipos de 60, 70 personas, y de repente un director no puede con todo lo que tiene encima".

Adicta confesa al ceviche, que probó por primera vez en Chile, y también al pisco local, la actriz a la que sus amigos llaman Bel y quien aterrizó en Santiago el sábado junto a su esposo, el productor Pedro Larrañaga, dijo que así y todo quiso volver "y congratularme otra vez con este país y su gente".

A lo lejos, dice que ha podido ver el buen momento que atraviesa el cine chileno. "Vi Una mujer fantástica y El club de Pablo Larraín. El cine chileno está colocado en un lugar que no os podéis imaginar. Pero a nivel de México, que ha sido siempre el referente, están Argentina, Colombia y desde luego Chile, que también está haciendo un trabajo maravilloso", comentó.

Desde su llegada la actriz ha sostenido reuniones por una nueva serie local. "Es un proyecto que me han ofrecido y del que no puedo decir ni mu, pero estoy como loca de contenta", contó ya en solitario a Culto. "Es una cosa a largo plazo, pero creo que estaré cada vez más cerca y que vendré nuevamente a rodar en Chile", añadió.

#MeToo y el portazo a Hollywood

Desfilaba por la alfombra roja para el estreno en EEUU de El laberinto del fauno, en 2006, cuando se le acercó Francis Ford Coppola (El padrino), quien tres años después la dirigiría en Tetro (2009). "Cuando se presentó, me dijo que no sabía que yo era la misma de Y tu mamá también. Esto qué es, decía, luces tan distinta. Y de eso se trata, de la versatilidad de los actores y actrices, y de la posibilidad que te dan los directores para hacer personajes que en principio piensas que no puedes interpretar".

- ¿Por qué no ha aceptado actuar entonces en Hollywood?

- Se llama cobardía y falta de ambición. De verdad se puede resumir en ambas cosas. Necesito sentirme muy arropada y con gente que hable el mismo idioma, estar con los equipos. Y quienes han triunfado afuera dicen que el camino es terriblemente duro, y yo no tengo ningún interés en salir de mi zona de confort. No me apetece. No aproveché el momento hace 20 años, con Y tu mamá... que fue cuando me ofrecían de todo, e imagínate ahora. Intentarlo sería absurdo. Y todavía me siguen llegando ofertas, que es increíble.

Tras el rodaje de El doble más quince, del español Mikel Rueda, Maribel Verdú se tomó 20 días de vacaciones. La también protagonista de Sin rodeos, la exitosa versión española de Sin filtro de Nicolás López, que se convirtió en la película más taquillera del año en su país, respondió además ante las acusaciones de abuso que hoy recaen en el director chileno. "No puedo hablar de un tema que no conozco y más hablar sobre una persona que tampoco conozco. Eso tendrá que juzgarlo quien lo tenga que juzgar, y tendrá que hablar bien o mal de él quien lo haya vivido en su propia carne".

- ¿Qué espera del movimiento #MeToo?

- Espero que esto no quede aquí porque las cosas se olvidan, entonces todo esto no habrá servido de nada. Esperemos que poco a poco, algún día el mundo deje de ser machista, cosa que francamente creo que es prácticamente imposible, pero por lo menos hay que seguir luchando por que haya más directoras de fotografía mujeres, más directoras de festivales y directoras de cine. Y que no tengamos que hablar de esto, que es lo triste. Que sea de lo más natural.

Otros tres proyectos cerrados para el 2019 copan su agenda: dos en cine y uno que marcará su regreso a la televisión tras 10 años. Por lo pronto, a contar del 5 de octubre llegará a salas españolas la comedia Ola de crímenes, su cuarta colaboración con la realizadora Gracia Querejeta, y el 23 de noviembre será el turno de Superlópez, de otro compatriota suyo, Javier Ruiz Caldera. "En la primera hago un personaje graciosísimo, y en esta última hago de mala malísima. Es bestial, mala y patética, un poco como la madrastra de Blancanieves", la cinta de Pablo Berger premiada en San Sebastián.

"Después de 30 años dedicada a esto, he podido hacer de monja, de puta, de ama de casa, de todo tipo de personajes, y creo que he trabajado con casi todos los grandes directores de mi país", comenta.

- Ud. ha dicho que trabajar con Pedro Almodóvar "no le quita el sueño". ¿Por qué cree que él nunca la ha convocado?

- Todo el tiempo la gente me pregunta eso, pero yo nunca he dicho tal cosa. Yo siempre digo: y bueno, vayan y pregúntenle a él por qué no me ha llamado. Estoy a punto de cumplir 48 años y soy actriz desde que tengo 14, y un director te llama o no te llama, no da señales de humo. Y tú puedes ser una actriz muy importante, pero eso no quiere decir nada. Tampoco me ha llamado Neil Jordan, pero sí Coppola. En fin, cada uno es libre de llamar a quien se le antoje.