Es una historia de superación personal conocida. En 1987, la entonces estudiante de piano María Paz Santibáñez (1968) recibió una bala en su cabeza frente al Teatro Municipal, cuando participaba en manifestaciones del ya histórico "Paro de Federici", en que alumnos de la Universidad de Chile pedían la cabeza del rector designado por el régimen militar. Sin saber si podría volver a tocar en un principio, María Paz Santibáñez le torció la mano al destino, y se transformó en una elogiada intérprete, perfeccionada en París, donde vive hasta el día de hoy.
Con 50 años recién cumplidos, cuatro discos, presentaciones en el propio Municipal, y decenas de otros espacios en el país, Santibáñez actuará por primera vez como solista con la Sinfónica Nacional de Chile. "Es un momento demasiado emocionante", cuenta. "Imagínate, me formé en la U, y soy totalmente azul", agrega entre risas, aludiendo al hecho de que el conjunto estatal es administrado por la Casa de Bello a través del CEAC.
Su debut en la temporada de la orquesta se ajusta a los dos ejes que han conducido su carrera como pianista: la promoción de la música chilena, por un lado, y la creación contemporánea en general. La pianista interpretará el "Gran Concierto en Re mayor de Enrique Soro" (1884-1954), compositor cuya reivindicación sigue en alza, manifestándose en grabaciones, rescates de obras y diversos homenajes.
La dirección estará a cargo de José Luis Domínguez, y también se escucharán el poema sinfónico "Más allá de la muerte" de Luigi Stefano Giarda (1868-1952), compositor italiano que murió en nuestro país, y una obra encargada para este concierto, Aire para Soro de Andrián Pertout (1963).
Nivel europeo
El concierto de Soro, uno de los primeros para piano y orquesta escritos en Chile cumple 100 años (fue escrito en 1918 y estrenado al año siguiente). Su presencia de alguna manera completa lo iniciado por la Sinfónica hace tres años, cuando realizó un programa monográfico en torno a su música.
Fue Domínguez también el director aquella vez: "Es la obra que me faltaba por hacer", dice. Quien grabara para Naxos las obras de Soro afirma que "es un orgullo tener una composición chilena netamente romántica tan bien hecha, a la par que cualquier autor europeo". Y lo describe como "inteligentemente orquestado, muy sinfónico, donde la orquesta no es mero acompañamiento".
La solista la considera "una obra realmente mayor", y apunta al balance entre piano y orquesta: "Dispone de amplios recursos pianísticos, a la vez que maneja muy bien la orquesta, cuya parte contiene mucha información". Y agrega que "aunque no hay un movimiento realmente lento, parte con un Andante. Tal vez Soro quería innovar en eso".
La partitura está dedicada a Ferruccio Busoni (1866-1924), un importante compositor y teórico italiano, signo de los sólidos nexos del artista chileno con la escena europea de la época.
Cueca sinfónica
"Me permití sugerirle al CEAC que en este homenaje hubiese una obra nueva", relata Santibáñez. El elegido para la creación fue Andrián Pertout, compositor chileno radicado hace décadas en Melbourne, Australia. Allí es finalista este año en los Art Awards, por una obra que fue estrenada en Rusia el año pasado. "Andrián está haciendo una carrera muy importante", opina Domínguez. "Obras de él se tocan en todo el mundo, y su lenguaje es llamativo porque varía de una pieza a otra", complementa.
El camaleónico Pertout, que viajó para la ocasión, lo explica así: "No me ha interesado seguir un hilo, repetirme o continuar siempre un estilo, eso me aburre". Al aceptar el encargo, no conocía la música del homenajeado. "A Soro lo ubicada de nombre", relata, "así que me puse a escuchar la Sinfonía Romántica, los Aires Chilenos y el Concierto". El concepto inicial, dice, fue "inspirarme en la música de Soro, un compositor con un gran sentido de la melodía".
Así dio forma a una pieza que califica como "moderna pero accesible, con mucha intensidad rítmica", y con guiños a la cueca chilena. "Me puse a estudiar la cueca y utilizo su ritmo básico, con ocho variaciones, y 64 posibles permutaciones". Y añade riendo: "Hasta las palmas de la cueca aparecen, el público lo notará". Domínguez la define como una "clase magistral de como puede ser una cueca sinfónica".
Este programa se completa con lo que Domínguez califica como "un auténtico rescate patrimonial". Luigi Stefano Giarda, luego de forjarse un nombre en su Italia natal, se avecindó en Chile y colaboró con Soro en tiempos del Conservatorio Nacional. Estrenada en 1923, Más allá de la muerte "Op.131" ocupa un coro sin texto, en manos de la Camerata Vocal. "Está tremendamente influida por Muerte y Transfiguración de Strauss", observa Domínguez. "Es simple, directa, bastante oscura, y ocupa un idioma tonal con ciertas libertades. Sin duda va a gustar mucho", finaliza.