Con poco más de una década de actividad como banda y una docena de álbumes, los ingleses Led Zeppelin influenciaron de manera determinante a la historia y la estética del rock.

Musicalmente, los formados en 1968 por el guitarrista Jimmy Page fueron absolutos innovadores, incorporando tradiciones de la música celta, el country y por supuesto el blues, siempre sobre un imaginario profundo y un sonido agresivo que sentaría las bases de géneros como el heavy metal.

Antes de su disolución en 1980, luego de la muerte del baterista John Bonham —por aspiración de su propio vómito luego de ingerir vodka en abundancia—, dos personajes fueron claves en el ascenso al estrellato de la banda.

Un manager del tamaño de tus aspiraciones

Peter Grant era un gigante de 1,94 metros de alto y otro tanto de diámetro. Venía de la pobreza más extrema y se fue abriendo paso como pudo en la vida, dispuesto a dejar atrás la miseria familiar. Puede decirse que se hizo a sí mismo: su padre jamás lo reconoció, por lo que adoptó el apellido materno. Siempre estuvo interesado en el mundo del espectáculo, y por su contextura llegó a trabajar de luchador durante un año y medio, según detalla el argentino Sergio Marchi en Room service (2014, Planeta).

"Semejante fortachón era el manager ideal para cuidar las espaldas de un grupo de rock, conseguir mejores en el pago y evitar las estafas", escribe allí el biógrafo de Charly García.

Además, Peter Grant tenía una agresividad innata. La historia la cuenta Marchi en un capítulo dedicado a Led Zeppelin: "Jimmy Page era a menudo molestado por su pelo largo y su cara de querubín, cuando todavía no era una estrella mundial; dos marineros se metieron con él en un aeropuerto y cuando Grant se dio cuenta, levantó a uno por los hombros y le dijo: '¿Cuál es tu problema, Popeye?'. El restante se dio a la fuga".

El otro personaje determinante en el estrellato de Led Zeppelin fue Richard Cole, un asistente veterano de varias bandas de rock, con un gran ingenio para todo lo que tuviera que ver con diversión.

Jackie y el famoso incidente del tiburón

Aunque Jimmy Page y John Paul Jones tenían experiencia en los rigores de las giras, Robert Plant y John Bonham eran dos veinteañeros cuando llegaron al Gold Creek Park de Woodinville, Washington, para participar del Seattle Pop Festival, cuando cerraban sus conciertos con la portentosa "Communication Breakdown". Richard Cole enseguida comprendió que el inocente y corpulento baterista sería su compañero ideal para perpetrar los crímenes que tenía en mente. Todos ellos estaban relacionados con sexo, drogas y rock and roll, y muchos se convirtieron en leyendas. Como el "famoso incidente del tiburón".

Al menos cuatro libros se hacen cargo del mito. Las biografías Hammer of the Gods: the Led Zeppelin uncensured (1985, William Morrow & Co.), del estadounidense Stephen Davis; y When giants walked the earth (2008, St. Martin's Griffin), del británico Mick Wall; además del volumen Paul está muerto y otras leyendas urbanas del rock (2014, Errata Naturae), de los españoles Héctor y David Sánchez; y Room service, la escandalosa vida de las estrellas de rock (2014, Planeta), del argentino Sergio Marchi.

El Edgewater Inn de Seattle —en el estado de Washington— era un hotel levantado sobre un muelle en un lago, un sitio fantástico y original, porque cualquier huésped podía pedir en recepción que le arrendaran un equipo completo, y dedicarse a pescar desde su habitación, anota Stephen Davis.

Led Zeppelin vendría a cambiar eso, pero antes sus integrantes buscaban divertirse un rato.

Durante la segunda gira del grupo por Estados Unidos, las groupies se habían dado cuenta que la banda iba a llegar lejos y se desesperaban por meterse en las habitaciones de los músicos. Según Room service, había una pelirroja en completo estado de ebriedad en la habitación de Richard Cole, acompañado por John Bonham que se dedicaba a la bebida pero se abstenía de cualquier aventura sexual por tener esposa. La chica, llamada Jackie y de apenas diecisiete años —según apunta Mick Wall—, dijo que le gustaba que la ataran, por lo que prontamente Cole la amarró de pies y manos a la cama. En un momento, tuvo suerte con la caña y atrapó un pez del que primero se dijo que era un tiburón (una cría), y que después se encogió hasta ser un arenque rojo.

"Le puse la boca del pez dentro de su vagina y tuvo como veinte orgasmos", explicó Cole según el relato de Marchi.

Bonham llamó a su mujer para que viera el incidente. No lo consideró edificante.

La leyenda creció tanto que hasta Frank Zappa compuso un tema al respecto: "The mud shark", que aparece en su disco en directo Fillmore East - live 1971:

https://youtu.be/qQGNUGbziBg?t=5m16s

Se dijo después que la chica había sido violada, que le había rogado piedad al asistente, que le había pedido a Bonham que la liberara, que el pez la había mordido, y que en realidad el pez nunca existió y que solamente le pusieron trocitos de pescado en su vagina y en su cola.

Los músicos jamás quisieron hablar del tema.

Cuenta Marchi que, para la gira de 1973, Led Zeppelin regresó al Edgewater Inn, y Cole y Bonham pescaron unos veinte o treinta de esos tiburones o arenques. Los pusieron bajo las camas, pero cuando se fueron los olvidaron, por lo tanto la habitación comenzó a apestar y le causó un gran susto al próximo inquilino. Desde aquel momento, quedó terminantemente prohibido pescar en las habitaciones del ahora mítico hotel de Seattle.