Bono pide una cerveza justo antes que Phil Joanou, el director de Rattle and Hum, diga "sabía que esto nunca funcionaría" soltando las risas de The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen. La frase sería un presagio del proyecto más grandilocuente de U2 a esa fecha, un híbrido de álbum en una combinación poco usual entre nuevas canciones y material en vivo de la gira de The Joshua tree por Estados Unidos. Es 1988 y el cuarteto irlandés se ha quedado con el título de la banda más grande del planeta superando a candidatos como Guns N' Roses, INXS, Depeche Mode y Def Leppard, todos despachando trabajos increíbles el año anterior con grandes reseñas y mejores ventas. Para los irlandeses la manera de subrayar aquella categoría fue acompañar el disco de un documental que en su origen se concibió como una filmación en blanco y negro de tintes independientes y distribución acotada, transformado finalmente en un evento mundial que consiguió una discreta taquilla de apenas 8.6 millones de dólares. Al álbum le fue mucho mejor con 14 millones de copias vendidas, pero las críticas no dejaron pasar algo que 30 años después sigue asomando en Rattle and Hum. El sexto título de U2, publicado el 10 de octubre de 1988, es una obra tan pulcra y espontánea como las respuestas del mateo del curso.

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La génesis se arrastra desde mediados de los 80 cuando Bono conoce a Bob Dylan y Keith Richards. Carreteando con ellos se da cuenta que sabe muy poco de las raíces del rock estadounidense. Hasta The Unforgettable Fire, U2 es un grupo eminentemente europeo producido por Brian Eno, Daniel Lanois y Steve Lillywhite, conjunto asociado por completo a un sonido y estética propia del viejo continente. The Joshua Tree (1987) no solo fue una reacción al pop dominado por sintetizadores y baterías programadas en aquel entonces con una textura agreste contrapuesta al brillo característico de la segunda mitad de los 80 -periodo obseso con la perfección prometida en los nuevos discos compactos-, sino una prueba de cuán rápido U2 se ponía al día en la materia pendiente, y reclamando espacio entre los más grandes.

Con ese objetivo Rattle and Hum, disco y película, es una estrategia para asentar el cetro ganado en Estados Unidos mediante el reconocimiento y la adulación de la nación que timbra el pasaporte del máximo estrellato. La estrategia incluyó invitar y citar a los mayores íconos ligados al rock y sus bases fundacionales, junto con guiños a ciudades emblemáticas como Nueva York y puntos característicos e inspiradores de la geografía de EE.UU. como el delta del río Mississippi y la legendaria ruta 66.

Rattle and Hum arranca con una discreta versión en vivo de "Helter Skelter" de The Beatles desprovista de toda la demencia original, grabada el 8 de noviembre de 1987 en Denver, Colorado. "Esta es una canción que Charles Manson robó a Los Beatles", anuncia Bono, "la estamos robando de nuevo". Las reverencias a Elvis fueron registradas en los estudios Sun donde el rey del rock inició su carrera, en cortes como "Angel of Harlem", que a su vez homenajea a Billie Holiday y de paso a la ciudad de Nueva York y a las más grandes leyendas del jazz. Bono escribió inspirado en la primera vez que un auto de lujo los recogió en el aeropuerto JFK. "Nunca antes habíamos estado en una limusina, y con el estruendo del punk rock que aún no había desaparecido de nuestras orejas, hubo una especie de placer culpable (...) Cruzamos el puente de Triborough y vimos el horizonte de Manhattan. El conductor de la limusina era negro y tenía la radio sintonizada en WBLS, una estación de música negra. Billie Holiday estaba cantando".

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Las carambolas perfectamente planificadas siguen en "Love rescue" donde Bob Dylan es coautor y canta. La banda versiona en vivo uno de sus clásicos, "All along the watchtower", reconocido mediante el cover de Jimi Hendrix, otro ícono aludido en el álbum mediante su incendiaria interpretación en guitarra eléctrica del himno estadounidense, utilizada en directo para introducir "Bullet the blue sky". B.B. King fue reclutado para "When love comes to town" y en el film se inmortalizó el momento en que el legendario blusero alaba los versos de Bono. El single "Desire", el primer número uno de U2 en el Reino Unido, está abiertamente inspirado en el estilo del pionero del rock Bo Diddley y encarna el deseo de U2 por alejarse de la frialdad del pop de fines de los 80. Las declaraciones de The Edge en aquella época mantienen una especial resonancia. "Cuando escucho la mayoría de los discos modernos escucho a un productor, no escucho a los músicos interactuar. Y esa calidad perdida es algo que intentábamos recuperar en nuestra propia música".

Lo que debía ser un modesto viaje de gira registrado para un documental se transformó en un evento hollywoodense y U2 sintió que se le escapaba de las manos. En el film, Joanou dejó ir las posibilidades de hablar abiertamente de política y religión con una banda que había hecho de esos temas sus banderas.

Mike Boehm de Los Angeles Times sentenció en 1988 "junto con la pasión y el poder que ciertamente posee U2, el gran rock 'n' roll debe incluir la risa, la diversión, la fantasía y la imaginación, cualidades que U2 simplemente no ha demostrado. Estas son deficiencias paralizantes".

El cuarteto tomó nota y, como alumnos aplicados, volvieron a intentarlo en la gira posterior, Lovetown tour de 1989 y comienzos de 1990. Con muchísima menos publicidad y aspavientos, los irlandeses registraron con cámaras sus actuaciones, esta vez bajo la dirección del cineasta australiano Richard Lowenstein. El material es el preludio de lo que desarrollarían en Achtung Baby (1991) tanto en sonido como estética visual, adelantando el sarcasmo de ese álbum respecto del estrellato rock y la interconexión global previa a Internet. Instrumentalmente el grupo está en su mejor momento y una buena parte del set list proviene de Rattle and Hum, mientras tomas aleatorias muestran a los músicos carreteando, coqueteando y hablando de sexo. Por fin, un poquito del viejo rock & roll en medio de la responsabilidad de acarrear el título de la banda más grande del mundo.