Diane Lane, actriz de House of Cards: "Se ha hecho mucha justicia"
Una de las caras nuevas en House of Cards celebra el desenlace de la serie que regresó ayer, pese al escándalo con Kevin Spacey.
El #MeToo le sienta como anillo al dedo. Diane Lane es otra actriz a la que los vientos de cambio en la industria le han dado la segunda oportunidad que merecía. Volvió a hacerse notar en 2013 haciendo de la madre de Superman en la revitalización de la franquicia a cargo de DC Comics, y ahora ejercerá de contrapoder a la presidenta de Estados Unidos, Claire Underwood, en el final de House of Cards.
Lane, cálida, profunda, maternal y sincera, habla con La Tercera del escándalo que sacudió a la serie de Netflix por los abusos sexuales de Kevin Spacey, y de cómo acabó encajando todo de la mejor forma posible.
-¿Cabía la opción de decir que no a un papel en House of Cards?
-Difícil. Fue un honor que me lo propusieran porque es una serie icónica. Y el hecho de trabajar con Greg Kinnear haciendo de mi hermano, y no como un interés amoroso, que es lo habitual, se me hizo muy interesante.
-¿Cuéntenos cómo encaja usted en todo este entramado?
-Soy la hermana de Greg Kinnear en la serie, Annette Sheperd, parte de una familia que tiene todas estas empresas y fundaciones, con las manos metidas en todo tipo de estructuras financieras. Es casi colonial, remontándonos a la época de los barones que lo controlaban todo. Somos dinero viejo. Es fascinante ver cómo se mueven los entresijos para protejer sus fortunas, manipulando políticos esencialmente.
-Tenía que ser malvada…
-Tengo una amiga que me preguntó si hago de buena o de una mala persona. Y le respondí que está claro que no ve la serie porque no hay nadie bueno en este ambiente.
-¿Hasta qué punto sigue siendo un reflejo real de la política estadounidense?
-No sé hasta qué punto es real. Ha muerto gente por entrometerse en el camino hacia el poder en esta serie. Queremos pensar que eso no pasa en la vida real, que hay ciertas líneas que no se pueden cruzar.
-¿No le parece que ahora nos estamos saltando los límites de lo permisible con el hombre que maneja el poder desde la Casa Blanca?
-Supongo que es como estar un poco embarazada. Todavía hay tiempo para despertarse de esta pesadilla surrealista y de una forma muy sobria mirar al proceso de cómo sucedió, cómo se permitió llegar a esto. Desde luego que no pasó por accidente.
-¿Será que lo que propone la serie es la mejor solución, una mujer gobernando?
-Es refrescante, aunque creo que la expectación y las esperanzas puestas sobre las mujeres en este momento son realmente injustas. A la persona que no ha tenido poder, ni representación, que ha sido la mula invisible durante toda la civilización, ahora de repente le piden que dé un paso al frente y lo recomponga todo, que sane nuestros océanos, cielos y el planeta en general.
-Hablando de mujeres, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con Robin Wright?
-Cuando yo llegué, ella llevaba cinco años en esto, y eso es mucho tiempo. Sabía lo que estaba haciendo. Estaba metida en el rol todo el tiempo, o dirigiendo, o actuando o haciendo su función como productora ejecutiva. Y estaba preparada para ejercer el rol de presidenta. Fue un milagro como se dio todo.
-¿Cree que todo salió de la mejor forma posible, pese al escándalo de Kevin Spacey?
-Creo que se ha hecho mucha justicia en la forma de manejar las cosas. Y es bastante milagroso. Si tenía que pasar algo del estilo del movimiento #MeToo, pasó en el momento adecuado. Se dio la oportunidad para que sufriera la menor cantidad de gente posible.
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