Parte de una camada de ingenieros de grabación de renombre, Alan Parsons tuvo un rol fundamental en uno de los álbumes más exitosos de la historia del rock: The dark side of the moon (1973), de Pink Floyd.
Habiendo trabajado anteriormente con la banda como operador de cinta, su rol como ingeniero principal en el álbum fue esencial, sacando todo el partido posible al equipamiento de última generación de aquel entonces: mezclas de 16 pistas. Hasta hoy, el disco es considerado un pináculo en términos sonoros, donde se potencia el impacto de las composiciones gracias al lugar vital del estudio de grabación como un miembro más de la banda. Un rol que, por cierto, nació también en Abbey Road en Londres, con nada menos que los Beatles. Sobre su relación con Waters, el inglés se da un tiempo para hablar con Culto.
"No tengo nada más que respeto por Roger Waters. Fue una experiencia muy agradable y gratificante trabajar junto a Roger, David Gilmour, Nick Mason y Rick Wright. Roger es uno de los compositores e intérpretes más grandiosos que puedes llegar a encontrar. Yo era bien joven cuando llegó el momento de trabajar en Dark side of the moon. Tenía 24 años, y pasé horas y horas en los estudios Abbey Road con ellos, e incluso después de que la banda se había ido por la noche, o muy temprano por la mañana. Hubo ocasiones en donde estuve cerca de veinte horas al día, y ellos son una de las mejores bandas de la historia. Con Roger tenemos nuestras diferencias de opinión respecto al movimiento BDS, pero ese es solo un conflicto personal. Yo prefiero no mezclar la política con mis actividades musicales".