Armando Manzanero: "Lucho Gatica deja el legado de cantar el bolero con gran sentimiento"

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Uno de los astros de la canción romántica mexicana habló el año pasado con Culto de su amistad con el chileno, iniciada en los 50, cuando trabajó como su pianista en una gira internacional.


Lucho Gatica y Armando Manzanero. En sólo esos dos nombres se podría resumir el imaginario romántico de décadas completas en Latinoamérica. Ambos transformaron el bolero y fueron faros para generaciones posteriores que rescataron uno de los géneros más globales nacidos en esta parte del planeta.

De hecho, trabajaron juntos. Cuando a mediados de los 50 el chileno iniciaba su imparable ascenso en México —por lejos el mercado más complejo y populoso, aferrado por esos años a ídolos locales como Pedro Vargas y Agustín Lara— un joven Manzanero lo acompañó al piano en una de sus primeras presentaciones. Juntos emprendieron una gira por EE.UU. y Gatica grabó la primera canción del artista, "Voy a apagar la luz" (1959).

El lazo entre ambos simbolizó la penetración masiva del rancagüino en el mercado de la nación norteamericana, incluso bajo una estrategia que con los años reconoció con algo de humor pícaro: él mismo llamaba a las radios, cubría el auricular del teléfono con un pañuelo para disimular su voz y pedía canciones a las emisoras. Canciones de Lucho Gatica, lógico.

Su despegue no sólo lo llevó a la primera división musical, sino que también a actuar en las más diversas películas, telenovelas y espacios de televisión, convirtiéndose en un personaje habitual de los medios de Ciudad de México.

El año pasado, Culto habló con Manzanero y le pidió recordar su relación con el intérprete nacional, por esos días ya diluida no sólo por los años, sino que también por los problemas de salud que fueron mermando a Gatica. Aquí, en ideas que hasta el momento se mantenían inéditas, lo que conversó este medio con el mexicano.

-¿Cómo se conocieron con Lucho Gatica?

-Lo conozco porque él vivía en una esquina. Mire cómo será mi relación con Lucho que vivía en una calle que se llama Jazmín 1, en una colonia muy bella que es San Angel Inn, ahí vivía. Yo era promotor de música de una editorial muy importante de aquí de México y yo le llevaba las canciones para enseñarle. Así me conoció y un día me invitó a ser su pianista, y durante cinco años viajé por todo el mundo con él, y es así como me grabó la primera canción que es éxito mío mundial, se llama Voy a apagar la luz.

-¿Cómo fue su relación con él en los últimos años?

-De repente nos vemos en algún lugar, en algún país.

-¿Hubo comunicación en el último tiempo?

-No, lamentablemente nuestro gremio no es como el de la gente normal. La gente normal tiene un amigo y se comunican siempre. Nuestro gremio se va por todo el mundo y está en busca del éxito, del lugar, de las luces y el micrófono. Sale de gira y lleva una vida muy agitada. Y cuando se deja, se quiere mucho, se come muy bonito y se acabó.

-¿Qué legado deja la carrera de Lucho Gatica?

-Bueno, el legado de la canción romántica, el legado de que muchas canciones que muchos cantantes podían cantar, con una voz pequeña y con un gran sentimiento y una forma de sentir los boleros. La canción romántica, antes de Lucho Gatica, pues casi todos los cantantes eran tendientes a ser tenores y él fue el que cambió esa idea.

Manzanero, ocho años menor que el oriundo del sur chileno, siempre lo elogió y en sus numerosas presentaciones en Chile de los últimos años ha reconocido su aporte, le ha enviado agradecimientos y no olvida que sus comienzos de su extensa carrera están asociados a fuego con el apellido Gatica.

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