Fiskales Ad-Hok: no necesitamos banderas

Malditos, la historia de Fiskales Ad-Hok.

La banda comandada por Álvaro España debuta en el festival en el Parque O'Higgins. Con 30 años de carrera, los Fiskales se han mantenido fieles a sus principios y hoy son toda una institución del punk rock chileno.


Las han hecho todas. Desde la siempre difícil publicación de un disco -Fiskales Ad-Hok de 1993- que los hizo conocidos más allá del circuito underground capitalino, la consagración con esa excelente placa que es Traga (1995), hasta los cambios de integrantes, autogestión, recesos, vueltas y giros. Banda ícono del punk chileno, formada en la segunda mitad de los 80, se presentará por primera vez en Lollapalooza, festival que ya ha tenido insignes del género como Rancid o Bad Religion.

Los Fiskales vienen de vuelta y no necesitan justificar su presencia en el Parque O'Higgins. Aunque su última placa —12— la publicaron en 2009, su fuerte siempre han sido las presentaciones en vivo, que suelen ser a la vena, sin filtro. Pese a la cantidad de años que han pasado desde la publicación de sus discos más conocidos, sus letras antisistema no han perdido vigencia y aún suenan urgentes. Porque la historia de "Carlitos Jesús" –uno de los emblemas de Traga-, "El cóndor" o "No estar aquí", no han perdido actualidad.

"Nosotros teníamos mucho estilo para la época. En esa época te ponías un aro y te decían maricón. Era súper prejuiciado. Nosotros teníamos las mansas pintas en esa época, éramos como new wave", cuenta a modo de anécdota Álvaro España en Malditos, el documental sobre su banda, por la que han militado el Pogo, el Víbora y el Roli, entre muchos otros músicos. En la dictadura de Pinochet "habían dos caminos, o te ponías a tirar piedras y te metían en un grupo político o te metías en la música", narra Pogo.

"Nosotros dijimos hagamos música para putear a Pinochet. Y como el punk rock era protesta hecha música y como en esa época lo único que no era hippie eran Los Prisioneros, en vez de tomar una metralleta y salir a matar milicos, (la idea fue) tomar una guitarra y usarla como metralleta", acota Álvaro España, en esa misma cinta. Desde entonces, aunque con altos y bajos, los Fiskales no se han detenido.

Entre la discografía de la banda también destaca Fiesta (1998), Calavera (2001) y Lindo momento frente al caos (2007). No muchas bandas chilenas gozan de una historia como la de Fiskales, narrada desde la marginalidad. Y gracias a su propuesta, se han dado el lujo de telonear a The Ramones y a Faith no More.

Lo de Fiskales en un festival masivo y transversal como Lollapalooza bien podría tomarse como un "premio" a su persistencia, como un gesto al legado de un grupo que no ha bajado la guardia y que se ha mantenido fiel a sus principios. Aunque "Lolla" no es su hábitat natural, marca un punto importante en cuanto a diversidad, precisamente porque siempre han ido a contracorriente de lo comercial.

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